AT&T camina con paso firme en su incursión mexicana

La apertura del mercado de telecomunicaciones en nuestro país, decretada desde 2013, estuvo siempre pensada para fortalecer los derechos vinculados con la libertad de expresión e información, así como el acceso a tecnologías de información computarizada, radiodifusión y telecomunicaciones.

Pero claramente tiene un par de objetivos más ambiciosos:

* Adoptar medidas que fomenten la competencia en los sectores de radiodifusión y telecomunicaciones.

* Generar condiciones que permitan aumentar la infraestructura necesaria, principalmente, para los servicios de banda ancha.

Por eso es que, en los últimos meses, se han podido observar cambios estructurales en la industria, entre los que sobresalen operaciones de fusiones y adquisiciones en los segmentos de telefonía móvil o fija, así como en el negocio de televisión de paga.

Una de las más relevantes es la compra de las operaciones de Nextel en México y del total de Iusacell por parte del gigante norteamericano AT&T.

La relevancia radica en que hasta hace poco la firma estadounidense contaba con una participación de 8.27% en América Móvil (AMX), es decir, era socio de quien hasta la fecha es considerada como agente económico preponderante luego de la puesta en marcha de la Reforma en Telecomunicaciones. Hoy ya no lo es.

En un contexto en el que AMX de Carlos Slim, su principal competidor, está sujeta a regulaciones asimétricas y se enfrenta al reto de mejorar su oferta de servicios, AT&T tiene un panorama de expansión alentador en nuestro país.

Y es que en los próximos meses la empresa estadunidense iniciará la integración de sus operaciones en México. En este proceso, ya fijó un lapso de 18 meses para comenzar con la expansión de su red que le permita tener la cobertura de 100 millones de personas a través de la implementación de la tecnología 4G LTE.

El potencial de crecimiento es alto. De acuerdo con datos del Instituto Federal de Telecomunicaciones, en México la penetración de banda ancha móvil es de 44.3 suscriptores por cada 100 habitantes, de los cuales 43.5 responden a conexión a través de dispositivos móviles, en tanto que el restante 0.8 navega mediante módems móviles (BAM).

El primer objetivo de la compañía es ampliar su cobertura de usuarios de banda ancha móvil, por lo que el aumento de la red implicaría un avance en la velocidad en los datos móviles.

En otras palabras, quiere mejorar la calidad del servicio en México de tal forma que puedan brindar una experiencia similar a la de sus operaciones en Estados Unidos.

La entrada oficial de AT&T al mercado mexicano de telecomunicaciones representa la llegada de un jugador con experiencia en un mercado desarrollado, el de nuestro vecino del norte, país donde es líder en velocidad de red LTE.

Esta situación advierte una clara competencia en principio de cuentas con AMX, al ser su primer objetivo la expansión y mejora de sus operaciones de banda ancha móvil, segmento en el que la mexicana tiene una cuota de mercado de 71.1% en la modalidad de pospago.

Como parte de su estrategia de crecimiento no descartamos que AT&T participe en los segmentos de televisión de paga (al tener pendiente de aprobación la compra de DirecTV), telefonía fija y banda ancha fija, con los que podría ofrecer servicios de cuádruple play.