Salo Grabinsky

Del verbo emprender

Salo Grabinsky

6 Jun, 2015

Empresas familiares globales

Antes que nada les quiero pedir que este domingo VOTEN por el candidato(a) de su elección, o de perdida, por el menos malo. En esta ocasión la desilusión , apatía y el ambiente lleno de corrupción, inseguridad y estancamiento económico causan desánimo, pero el abstencionismo, los votos en blanco y otros actos de protesta son contraproducentes y sólo favorecen a los partidos que llevan a la gente a votar y, sospecho, no son los que usted quisiera.

Sólo en países con dictaduras no hay elecciones o están amañadas y no podemos permitir eso en México.

En la lista de 500 empresas familiares es fascinante ver la gran cantidad de marcas  que son base del esfuerzo de un grupo familiar y sus descendientes. Aunque  la Coca-Cola NO es producida por una familia, casi todos sus embotelladores en el mundo son negocios de este tipo (FEMSA, ARKA). ¿Ropa o perfumes de marca? Ahí están Gucci, Benetton,  L’Oreal, Zara y otros. Ya platicamos de automóviles como Toyota y Ford, pero la marca Benotto pertenece a una familia de varias décadas en el ramo de bicicletas y se vende en diversos países.

Las ceras Johnson cuyos dueños declaran ser parte de una empresa familiar en sus anuncios, los pollos Tyson, el pan Bimbo, sopas Campbell, pastas Barilla y múltiples marcas que representan emporios de tradición familiar.

No todas las marcas son parte de negocios familiares, por supuesto. La Dodge era de la familia del mismo nombre y fue comprada por Chrysler y su marca persiste, Mennen  dejó de ser familiar al ser adquirida por Colgate y muchos ejemplos más.

Por lo menos permanecen en el mercado ya que miles más ya desaparecieron.

No pretendo hacer una apología ciega a la empresa familiar ya que todos sabemos de dueños que han explotado a sus empleados, deshecho el ambiente y estafado a sus accionistas en la Bolsa saliendo con fortunas mientras el negocio se queda en ruinas.

Pero lo cierto es que en este mundo consumista en el que vivimos, nosotros buscamos adquirir productos que tengan prestigio y que existan antecedentes de décadas o incluso siglos de tradición y calidad. Cuesta esfuerzo lograrlo y tambien para mantenerse en este mundo competido y lleno de opciones.

Lo interesante para mí es el espíritu que, amén del aspecto monetario, permea en estos negocios y sus dueños. Algún amigo me decía, “Salo, el seguir con la leyenda de mi familia es un honor, pero también una losa muy pesada que no me deja dormir, pensando que puedo fracasar y terminar con más de un siglo de esfuerzo”.  

El mundo está lleno de negocios de estructura familiar. Estos cumplen con creces su papel de generar empleos, arraigo en sus comunidades y patrimonios a sus iniciadores y descendientes. Pero están en peligro internamente y a nivel global por lo que hay que apoyarlos en su esfuerzo.

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