¿Por qué los gobiernos se deshacen de sus aeropuertos?

Europa concentra más de la mitad de todas las ofertas desde 2011
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Europa está concentrando las ofertas de venta de centrales aéreas. En la imagen la  ubicada en Tolouse, Francia, donde la participación de capital chino ya se ubica en casi 50 por ciento. Foto: Especial
Europa está concentrando las ofertas de venta de centrales aéreas. En la imagen la ubicada en Tolouse, Francia, donde la participación de capital chino ya se ubica en casi 50 por ciento. Foto: Especial

LONDRES.- Imagine ser dueño de un centro comercial en el que sus clientes se ven obligados a permanecer durante varias horas. Mejor aún, todos los visitantes son personas relativamente ricas, y muchos están en un estado de ánimo de fiesta vertiginoso. Ahora imagine que el número de estos centros comerciales especiales está estrictamente regulado, lo que le da casi un monopolio. Además de todo esto se cobra una tarifa por visitante.

No es extraño que la compra venta de aeropuertos se haya convertido en una moda de inversión. Aunque es potencialmente lucrativo, el negocio de los aeropuertos absorbe mucho capital, por lo que los gobiernos de todo el mundo los están vendiendo.

Algunos están siendo convertidos en empresas públicas que cotizan en bolsas de valores, otros son vendidos a inversionistas privados.

El gobierno japonés está vendiendo concesiones de 30-40 años para operar algunos de sus aeropuertos. Francia está rematando sus aeropuertos regionales: en diciembre de 2014 vendió una participación de 49.9% del aeropuerto de Toulouse a un consorcio chino.

Entre los inversionistas hay fondos de pensiones, fondos soberanos, especialistas en infraestructura y casas de capital privado.

Lo que diferencia a los aeropuertos, aparte de que la mayoría de las inversiones son en infraestructura, es su flujo dual de ingresos: generan dinero tanto en la parte aeronáutica (tasas de aterrizaje, los contratos con las compañías) como en la de pasajeros (estacionamiento, tiendas, hoteles).

Si usted es dueño de una autopista de peaje y el tráfico disminuye, no hay mucho que pueda hacer. Pero con un aeropuerto hay un montón de palancas que mover, como la reducción de costos del capital, despidos de personal y aumentando el precio del estacionamiento.

Retiro de altura

Los amamos porque pagan un ingreso estable para nuestros jubilados, protegen contra la inflación y son un diversificador”, dice Andrew Claerhout, del Plan de Pensiones de los Profesores de Ontario (OTPP, por sus siglas en inglés), institución que tiene inversiones en cuatro aeropuertos europeos, incluyendo Birmingham y Copenhague. Lo mejor de todo es el bono que implica ser un monopolio.

La rentabilidad de los aeropuertos bien gestionados tiende a ser de dos dígitos, marcadamente superiores a los activos más aburridos, como puentes.

Una forma de aumentar las ganancias es aumentar el número de pasajeros que pueden ser pastoreados a través de los edificios. Los inversionistas como OTPP y el banco Macquarie, así como el gobierno belga, recientemente ayudaron a modernizar el aeropuerto de Bruselas al vincular las terminales europeas e internacionales, lo que originó la centralización de la seguridad y de las tiendas.

Ardian, una empresa de inversión que posee una participación en el aeropuerto de Luton, cerca de Londres, ayudó a convencer a la compañía de tren local de aumentar los servicios con destino a Londres durante la hora pico.

Ello también elimina un cuello de botella en la seguridad con la apertura de más carriles y la contratación de “gente sonriente” en camisetas amarillas para indicar a los pasajeros cuál es la fila más corta.

Una remodelación de la terminal, cuyo objetivo es aumentar el número de pasajeros de 12 millones a 18 millones por año, es el siguiente paso de la empresa de inversiones.

Mal administrador

Cuando un aeropuerto ha estado en manos del sector público, las partes no aeronáuticas de la empresa son a menudo especialmente descuidadas. Los compradores suelen invertir en un buen aparcamiento (es decir, bajo un techo y cerca), que puede convertirse en una de las mayores fuentes individuales de ingreso. Pero no todos los aeropuertos son iguales.

Esas ciudades dentro de otras ciudades tienden a ser las apuestas más seguras, con un suministro constante de visitantes, llueva o truene (a diferencia de los destinos de vacaciones).

La seguridad de un aeropuerto no es controlada por una única compañía y esa es otra regla de oro, ya que lo contrario lo haría vulnerable a ataques o quiebra. La compra de una participación en una central aérea de la cual el gobierno es dueño en parte arriesgada, ya que los intereses públicos y privados no están siempre alineados.

Europa es actualmente el centro para invertir en aeropuertos; representa más de la mitad de todas las ofertas desde 2011, de acuerdo con Preqin, una firma que analiza al sector. Eso se compara con el 15% en Asia, 14% en Australasia y el 9% en América.

Pero las valoraciones europeas están alcanzando alturas de vértigo: el aeropuerto de Liubliana se vendió el año pasado a la empresa alemana Fraport, especialista del sector, al parecer por 20 veces las ganancias anuales.

Michael Burns, de la consultora PwC, señala que el número de pasajeros está creciendo dos veces más rápido en muchos aeropuertos de Asia y África.

En 2020 los aeropuertos indonesios tendrán más tráfico que los británicos, predice PwC. Los inversionistas más aventureros pueden acabar volando a largo plazo.

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