David Páramo

Análisis superior

David Páramo

12 Jun, 2015

Poco probable

Tristemente es poco probable que la visión del secretario de Economía y la opinión de la Comisión Federal de Competencia Económica en torno a las nuevas opciones de transportación terrestre a través de aplicaciones tecnológicas (Uber, por ejemplo) sean escuchadas, es más fácil que ganen las clientelas políticas y los intereses de pequeños grupos coludidos con diversos gobiernos.

Ildefonso Guajardo fue el primero en señalar que no es un problema entre taxistas organizados gremialmente y una figura que, según ellos, les compite deslealmente, sino de los derechos de los consumidores a elegir entre mejores formas de transporte.

Como probablemente esté informado, la comisión que preside Alejandra Palacios emitió una recomendación para los gobiernos de los estados y el gobierno federal que reconozcan las nuevas figuras tecnológicas y les permitan operar en beneficio de los consumidores.

El corazón de toda regulación debe ser el beneficio de la mayoría y es evidente que son más los usuarios de servicios de transporte que aquellos que prestan el servicio de manera legal o ilegalmente, como ocurre en el país y señaladamente en la Ciudad de México, donde los grupos de piratas están fuertemente vinculados con Morena y, en menor medida, con el PRD.

Uno de los muchos grandes cambios de las reformas económicas fue poner a la persona en el centro de la regulación. En energía se está abriendo la competencia para que sea el consumidor el que elija quién será su proveedor, ya no en la fortaleza o no de las finanzas públicas a través de los monopolios de Pemex y la CFE.

En telecomunicaciones se dejó de pensar en las empresas y se hicieron políticas que hoy se aplican a través del Instituto Federal de Telecomunicaciones, centradas en el consumidor, lo que ha implicado una fuerte baja en los costos para los usuarios. Tan sólo acabar con la larga distancia nacional liberó 20 mil millones de pesos a favor de las personas.

Ambas reformas son responsables, más una adecuada política económica, que la inflación se encuentre en los más bajos niveles desde 1970 en que comenzó a medirse y posiblemente de la historia.

RETRÓGRADOS

Los gobiernos de la Ciudad de México han buscado ser de vanguardia, cualquier cosa que eso sea, con modas como matar niños en el vientre de su madre o incentivar el uso de mariguana de manera irresponsable (los jóvenes primero tienen contacto con esa droga y después con el tabaco) para mostrarse como progresistas.

Sin embargo, cuando una aplicación tecnológica va a favor de los consumidores y en contra de sus clientelas políticas, su vanguardismo desaparece, no sólo se vuelven conservadores sino retrógrados.

Si algún gobierno no logra comprender que primero deben estar las personas y después sus clientelas políticas, de ningún modo puede considerarse como de vanguardia, por el contrario, siguen las mismas prácticas populistas e irresponsables de las que buscan desprenderse.

IRRESPONSABILIDAD

Las prácticas tan irresponsables como ilegales que ha cometido Grupo Nacional Provincial en contra de sus clientes no pueden quedar impunes, puesto que no se trata de una evasión o un juego financiero al borde de la ley para apalancar el crecimiento de sus clínicas de corta estancia AsMed, sino de actos que van en contra de la vida y salud de las personas.

Hasta el momento el gremio asegurador ha optado por no emitir una opinión, toda vez que creen, equivocadamente, que es un asunto que sólo compete a GNP; sin embargo, no es así, puesto que va en contra del sector asegurador.

Entre las razones que se dan una y otra vez sobre la muy baja penetración del seguro en México, inferior a naciones de menor grado de desarrollo económico, es que la gente simple y sencillamente no confía en las prácticas de las aseguradoras.

GNP reúne los dos principales problemas: sobornar a médicos para que realicen procedimientos que no son estrictamente necesarios en las clínicas AsMed, limitando la capacidad de elección del cliente.

Y la segunda, escamoteando la mejor atención para el paciente, puesto que, en busca de “ahorros”, no dan los medicamentos ni realizan los procedimientos adecuados.

Si alguien se pregunta por qué es tan baja la penetración del seguro como proporción del PIB, encontrará en esta historia una respuesta contundente.

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