Adina Chelminsky

Aprendiz de brujo

Adina Chelminsky

12 Jun, 2015

El ABC de los asesores

Añoro los tiempos en los que buscaba amigos emocionantes y diferentes… Lo que busco hoy (en lo que a negocios se refiere, pero ocupa una gran parte de mi vida) es crear relaciones de trabajo con asesores de negocios que me ayuden en el manejo del mío. En especial tres personas: notario, abogado y contador.

El trato con estas personas es de las relaciones más importantes y complicadas que se pueden tener, es un proceso de constante aprendizaje; día a día cambian las condiciones del negocio y los requerimientos y se necesitan nuevas soluciones.

La mejor arma a disposición de cualquier emprendedor es contar con los asesores que pueda traducir la amplitud y sofisticación de la ley y de la ley fiscal a sus necesidades y objetivos particulares.

Este tipo de asesores no se pueden clasificar en buenos y malos, si no en aquellos que se acomodan o no a sus necesidades. La clave para encontrar al asesor ideal, y mantener una relación exitosa, empieza por saber qué es lo que se puede esperar de sus servicios. 

De la “A” a la “Z”

No existe una receta ideal, pero sí existe una serie de características deseables que uno debe buscar para encontrar a un profesional en cualquiera de estas ramas (en todo el sentido de la palabra):

 -Amplitud de conocimientos: sin redundar, un asesor debe ser un experto y estar completamente actualizado en su campo, así como estar consciente de las necesidades particulares que tienen los negocios que empiezan.

-Bases sólidas: el campo de los asesores para emprendedores puede ser tierra fértil para charlatanes y oportunistas. Es muy importante que tu asesor cuente con el respaldo de una institución sólida o con recomendaciones serias, ya sea acreditación de algún organismo calificador o autorregulador del sector, o que esté afiliado a alguna empresa financiera reconocida y con buena reputación.

-Claridad: como mil veces lo dijo la maestra en la escuela: El burro no es el que pregunta, si no el que se queda con la duda. No sea un tonto, pregunte hasta que le quede claro el más mínimo detalle. Un buen asesor debe ser claro y preciso en los términos que utiliza para evitar confusiones o malos entendidos.

-Discreción: independientemente de si es hombre o mujer, su asesor debe ser un caballero (de los que dicen no tener memoria). La confidencialidad se debe guardar completamente tanto por seguridad como por ética. Mucho ojo: si un asesor le cuenta detalles excesivos o muy particulares sobre sus otros clientes, probablemente a ellos también les platique sobre usted.

-Experiencia: bien se dice que la práctica hace al maestro. Quizá no sea recomendable un negocio que empieza empezar a trabajar con asesores que empiezan (parece una mala rima).

-Frontal: en todas las estrategias existen riesgos y detalles de los que debes estar completamente enterado. Lee la letra pequeña e infórmate sobre los costos, comisiones, opciones y riesgos de todos los movimientos. En el caso de malentendidos con el asesor, debe existir la suficiente apertura para aclararlos completamente.

-Gradual: como todas las relaciones basadas en la confianza, ésta debe ir poco a poco. Un buen asesor debe ganarse tu confianza y no presionarte para que des pasos que aún no estás dispuesto a dar.

-Honestidad: un asesor se convierte en una mezcla de sicólogo, banquero y consejero: te tiene que inspirar absoluta confianza. Sus recomendaciones deben ser objetivas, transparentes y en busca de TUS mejores intereses.

-Individualización: así como no hay una receta para encontrar al asesor ideal, los expertos tampoco deben tener manuales que apliquen por igual a todos sus clientes. Cada cliente es diferente y requiere una estrategia de particular.

Z…exto sentido: lo más importante es que la relación que formes con tu asesor te haga sentir cómodo. Si “no te late”, aunque sea algo que no puedas explicar o que nadie entienda, sigue buscando otras opciones y nunca te conformes.

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