El problema de los seguros

La Asociación Mexicana de Instituciones de Seguros (AMIS) pelea desde hace varios años por aumentar la penetración de los seguros en México. A finales del año pasado Recaredo Arias, presidente de la Asociación, señalaba la baja penetración de los seguros de gastos médicos en México, únicamente siete por ciento de la población cuenta con uno.

Este problema tiene que ver con la falta de una cultura de prevención, pero también es consecuencia del bajo poder adquisitivo de grandes sectores de la población aunque mucho tiene que ver la desconfianza de las personas hacia las compañías del sector.

Muchas personas tienen una desconfianza automática hacia las compañías de seguros fomentada por viejas prácticas en las que los agentes de seguros venden pólizas con el único objetivo de obtener una comisión sin atender las necesidades del cliente.

Además también hay una percepción no del todo infundada en cuanto a que el trabajo de los funcionarios de dichas compañías es tratar de no pagar o pagar lo menos posible al asegurado una vez que ocurre un siniestro.

En realidad muchas compañías aseguradoras están tratando de combatir estas percepciones con buenas prácticas, no obstante ello, las cifras también hablan de una realidad que define en parte dicha percepción.

La Comisión Nacional para la Defensa de los Usuarios de Servicios Financieros (Condusef) dio a conocer que en los cuatro primeros meses del año los seguros son el sector que tiene más reclamos después de los bancos con diez mil 346 protestas lo que significó un incremento de cuatro por ciento. El 44 por ciento de las quejas de dicho periodo están vinculadas a “negativa de pago de indemnización, el incumplimiento en los términos de la póliza y la relativa a pólizas no contratadas o no canceladas”.

Sin duda, Carstens

México ha tenido el lujo de tener al frente de su banco central a funcionarios de primer nivel no sólo en la administración pública nacional sino con una definida estatura internacional. Ha sido particularmente afortunado haber tenido en su momento a Guillermo Ortiz y actualmente a Agustín Carstens al frente del organismo de política monetaria sobre todo ante la coyuntura que detonó la crisis hipotecaria de Estados Unidos en 2008.

La gran recesión que se generó en ese entonces provocó un escenario inédito que perdura hasta nuestros días y que requiere de un profundo conocimiento del entorno internacional así como creatividad para enfrentar corrientes que a veces se contraponen.

A ello se suma que el gobernador del Banco de México debe ser alguien con prestigio internacional para infundir credibilidad en las políticas que define y con suficiente autonomía para no ceder a la presión que genera la coyuntura política. Aunque hay mucho talento en la administración pública nacional no imagino a alguien más calificado que Agustín Carstens para encabezar al banco central de nuestro país durante los siguientes años.