Luis Enrique Mercado

Perspectivas

Luis Enrique Mercado

15 Jun, 2015

Ni macrocrisis, ni macrodevaluación

Entre las locuras que propicia el ambiente electoral están los pronósticos de que una gran crisis económica mexicana estallará con una macrodevaluación del peso.

Habría que empezar por establecer que no se espera una gran crisis económica y, desde luego, que la señal no será, como lo fue desde mediados de la década de los 70 hasta 1994, una macrodevaluación del peso mexicano.

Estos pronósticos se originan no sólo por la grilla electoral, sino por el hecho de que el peso mexicano se ha depreciado 21% de diciembre a la fecha, y a que en algunos días el precio del dólar ha estado por encima de los 16 pesos.

Como resultado de los cambios de fondo que se hicieron por la crisis económica de 1994, el famoso “error de diciembre”, se decidió que el principal factor de ajuste de la economía a los choques externos fuera el tipo de cambio, lo cual supuso dejar la cotización del dólar esencialmente a la oferta y demanda de divisas.

Es decir, el peso mexicano flota libremente y es la escasez o abundancia de divisas lo que hace que se mueva hacia arriba o hacia abajo, aunque no se ignora la intervención del Banco de México para ordenar el mercado cambiario.

La depreciación del peso mexicano en lo que va del año se debe a que los inversionistas de todo el mundo están llevando su dinero a Estados Unidos ante la posibilidad de que, en cualquier momento, la FED aumente sus tasas de interés.

Esto ha fortalecido al dólar frente a todas las divisas: un 21% frente al peso y, por ejemplo, más de 50% frente al real brasileño.

A eso se suma una menor disponibilidad de divisas en la economía mexicana por la caída en los precios y la producción petrolera.

Es posible que en los siguientes meses el peso se deprecie un poco más, cuando se concrete el aumento en las tasas de interés de Estados Unidos.

Pero hasta ahí.

Las condiciones actuales de la economía mexicana no tienen nada que ver con las que se tenían en las macrocrisis de los años 70, 80 y 90.

Hoy, México tiene un déficit pequeño, manejable, podría decirse; la deuda está en los menores niveles de la historia reciente, poco más de 30% el PIB; la política monetaria es adecuada, como lo muestra una inflación que se mantiene en alrededor de tres por ciento; las reservas internacionales casi llegan a 200 mil millones de dólares y se tiene una línea para contingencias con el Fondo Monetario Internacional por otros 70 mil millones de dólares.

Es decir, no hay condición alguna para pensar en una macrocrisis económica, precedida por una macrodevaluación.

Se quieren ver fenómenos similares a los que vimos en décadas pasadas, en una economía que no se parece nada a aquélla.

Es verdad que hay poco crecimiento y que en ese clima el combate a la pobreza es sólo un paliativo.

A nadie le gusta que se deprecie la moneda. Significa que caen los salarios de los mexicanos expresados en dólares, por más que se beneficien las exportaciones y el turismo.

Pero la realidad es que hoy el valor del dólar no es la señal de que la economía se desmorona, sino sólo que hay menor disponibilidad de dólares.

Hasta el próximo lunes con nuevas…Perspectivas.

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