Fed y Grecia darán una semana intensa a los mercados

Después de dos días de deliberaciones, el siguiente miércoles, en torno a las 13:00 hora de México, la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed) emitirá su diagnóstico sobre el estado de la economía y sobre cuándo podría acontecer la primera alza de las tasas de interés.
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El tiempo se agota para Grecia porque la prórroga al actual programa de rescate concluye el 30 de junio. Foto: Thinkstock
El tiempo se agota para Grecia porque la prórroga al actual programa de rescate concluye el 30 de junio. Foto: Thinkstock

CIUDAD DE MÉXICO.- Dos acontecimientos acapararán la atención de los mercados globales en esta semana que apenas acaba de empezar: la reunión de la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed) y las últimas y desesperadas negociaciones entre Grecia y sus acreedores para cerrar un acuerdo.

La Fed se reúne durante dos días, el martes y el miércoles, en medio de algunas señales de que la economía, tras el tropiezo del primer trimestre, debido a unas inclementes condiciones meteorológicas, vuelve a tomar vuelo. Respecto a Grecia, los inversionistas se empiezan a exasperar tras los sucesos de la semana pasada: el miércoles, la canciller alemana Angela Merkel dio su mejor cara y se mostró más flexible en aras de alcanzar el ansiado acuerdo. Pero el jueves, el Fondo Monetario Internacional (FMI) abandonó la mesa de negociaciones ante la falta de avances y Europa dio un ultimátum al gobierno griego para que de una vez por todas entregue un documento de propuestas firmes que rompa la actual parálisis.

El sábado, una delegación de altos funcionarios griegos acudió a Bruselas con un nuevo paquete de medidas debajo del brazo. El propósito es que para la reunión del eurogrupo del jueves, la cual congrega a los ministros de finanzas de la zona euro, se haya logrado trazar un acuerdo.

La reunión de la Fed

Tras dos días de deliberaciones, el miércoles, a las 13:00 hora de México, la Fed emitirá su diagnóstico sobre el estado de la economía y sobre cuándo podría acontecer la primera subida de tasas.

La Fed, dada la actual salud de la economía, tanto en lo que se refiere al crecimiento económico como al comportamiento de algunos componentes de la inflación, parece decidida a subir las tasas de interés este año.

Así lo sostuvo la presidenta de la institución, Janet Yellen, el pasado 22 de mayo: si la economía sigue mejorando como espero, dijo Yellen, creo que será apropiado en algún punto de este año dar el paso inicial de subir el objetivo de las tasas de los fondos federales.

Desde que la presidenta de la Fed enunció esas palabras, el nerviosismo se ha vuelto a apoderar de los inversionistas, lo que ha afectado sobre todo al delicado mercado de bonos, donde las tasas de interés de los títulos de largo plazo han repuntado con fuerza en todas las economías del planeta.

Tanto es así que, en los últimos días, tanto el FMI como el Banco Mundial han alzado sus voces y han recomendado a la propia Fed que no se precipite, que retrase un posible incremento de tasas hasta el año que viene.

Sin embargo, la fortaleza de los indicadores estadounidenses parecen jugar en contra del mercado, del FMI y del Banco Mundial. Si la economía mantiene la actual senda, la Fed tendrá que aumentar tasas este año, posiblemente en septiembre, tal y como adelantan buena parte de los analistas.

De modo que la gran tarea de la Fed esta semana consistirá en persuadir a los inversionistas de que estén preparados y se resignen a lo inevitable.

Empleo, bajo la lupa

En efecto: el ritmo de creación de empleo se está recuperando con vigor durante el segundo trimestre.

En mayo se generaron 280 mil puestos de trabajo, la mejor cifra de este 2015. El promedio de la nómina no agrícola para el periodo abril-mayo es de 251 mil empleos, sustancialmente por encima de 195 mil puestos de trabajo que se generaron en promedio en el primer trimestre.

La tasa de desempleo repuntó ligeramente en mayo a 5.5 por ciento comparado con 5.4 por ciento en abril, que fue la tasa más baja desde mediados de 2008, antes de la quiebra de Lehman Brothers.

Ese modesto aumento; sin embargo, se debió a un incremento de la fuerza laboral: el dinamismo del mercado de trabajo vuelve a seducir a estadunidenses que habían dejado de buscar empleo.

A su vez, han mejorado otros indicadores de subempleo como el número de trabajadores que, en contra de su voluntad, trabajan a tiempo parcial, o los desempleados de larga duración. Los subsidios de desempleo llevan 14 semanas consecutivas por debajo de las 300 mil solicitudes.

Con el mercado laboral más apretado, empiezan a aflorar presiones salariales ante la mayor capacidad de negociación de los trabajadores: las remuneraciones crecieron a un ritmo anual de 2.3 por ciento en mayo, la tasa más alta desde la Gran Recesión.

El auge del empleo y las mejoras salariales ha vuelto a impulsar el gasto de consumo en mayo, según el reporte de ventas minoristas publicado la semana pasada.

No obstante, por el lado de la inflación los indicadores aún dejan algo de margen para no precipitarse.

El dato más preocupante es la tasa anual del índice subyacente (excluyendo alimentos y energía) de los precios al consumidor, cuyo nivel es de 1.8 por ciento.

Sin embargo, debido al comportamiento de los precios de la energía, la tasa anual del índice general es negativa, 0.2 por ciento.

En el caso del deflactor del gasto de consumo, un indicador de inflación que prefiere la Fed, los datos son aún más benignos: la tasa anual del índice subyacente se ha venido deprimiendo y apenas fue de 1.2 por ciento en mayo, lejos del objetivo de la Fed de dos por ciento.

Ahora bien, el crecimiento económico ha retomado el pulso de finales del año pasado y retrasar una subida de tasas conlleva dos riesgos: uno, que la economía estadunidense se sobrecaliente y la inflación, de repente, se les vaya de las manos.

Política monetaria

Ese escenario, con una política monetaria aún excesivamente laxa, forzaría a la Fed a aumentar las tasas en el futuro de forma precipitada y abrupta, lo que generaría muchas más turbulencias en los mercados financieros.

El segundo riesgo es que mantener las tasas tan bajas por más tiempo seguiría inflando la burbujas de activos, lo que significa una amenaza muy latente para la estabilidad financiera futura. Por tanto, lo más prudente puede ser empezar a aumentar tasas este mismo año, aunque se subraye el mensaje de que el ciclo de subidas de tasas será muy lento y gradual.

Grecia

En lo que se refiere a Grecia, el mensaje es claro: o se alcanza un acuerdo para el próximo jueves, cuando el eurogrupo se reúne en Luxemburgo, o la posibilidad de un impago empezará a considerarse como una posibilidad real, con las consecuencias imprevisibles que se pueden derivar. La tarea es titánica: el sábado una delegación griega acudió a Bruselas para presentar una nueva propuesta al presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker.

De hecho, ayer, domingo, proseguieron las negociaciones con la esperanza de que, si había avances, se unieran a las pláticas el FMI, BCE y el Mecanismo de Estabilidad Europea. Sin embargo, las negociaciones fallaron.

El tiempo se agota porque la prórroga al actual programa de rescate concluye el 30 de junio. Para esa fecha, Grecia tendrá que realizar un pago de casi mil 600 millones de euros (mde) al FMI, dinero con el que no se sabe si cuenta. Lo peor es que los desembolsos del programa de rescate no son inmediatos: además de aprobarlo el eurogrupo, el FMI y el BCE, deberá recibir luz verde de algunos parlamentos nacionales, lo que aprieta aún más al minutero.

Entre la Fed y Grecia, por tanto, tendremos una semana intensa.

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