David Páramo

Análisis superior

David Páramo

16 Jun, 2015

Totalmente innecesario

En los últimos días ha surgido un falso debate sobre la continuidad de Agustín Carstens como gobernador del Banco de México, luego de que el último día de este año termine el periodo para el que fue electo.

Durante su más reciente gira por Europa, a Enrique Peña Nieto algún medio de comunicación le preguntó si postularía a Carstens para un nuevo periodo al frente del instituto central. Según las propias versiones el Presidente de la República, dijo algo, poco más o menos, como que se verá llegado el momento y destacó el buen trabajo que ha realizado este funcionario en el cumplimiento de su trabajo.

A partir de ahí se ha desatado cualquier cantidad de interpretaciones acerca no sólo de lo que dicen que dijo el jefe del Ejecutivo sino lo que, supuestamente, algunos entendieron o pretendieron hacer sobre la selección de palabras que, dicen, habría utilizado para hablar sobre Carstens.

No han faltado los que especulan, por ejemplo, qué tan conveniente será para el país hacerlo en el momento en el que el Sistema de la Reserva Federal (Fed, por sus siglas en inglés) comience la normalización de su política económica y la volatilidad que ya se ha dado en la cotización del peso frente al dólar.

Nadie sabe en qué momento pudiera darse este hecho. El único dato fiable es que será en el momento en el que los miembros de la Fed determinen que la economía de Estados Unidos ha entrado en una fase de expansión y comience a incrementar la inflación.

Suena por lo menos inapropiado poner la agenda del Banco de México en función de las decisiones que eventualmente tomará una institución de otro país.

Otros menos elaborados en sus análisis especulan en torno a la posibilidad de que Peña Nieto le esté buscando acomodo a Luis Videgaray o a alguien más, como José
Antonio Meade
. Uno de los grandes éxitos de la política económica en México es que los gobiernos de las últimas dos décadas la han hecho a un lado de las tentaciones políticas.

HECHOS

No existe ninguna duda de que Carstens es uno de los mejores economistas del mundo y es un lujo para el país haberlo tenido como secretario de Hacienda y ahora como gobernador del Banco de México; sin embargo, tampoco debe creerse que es el único capaz para un cargo. Las instituciones son superiores a las personas y la junta de gobierno del instituto central integra a personas de muy elevada capacidad para cumplir con el objetivo del Banxico.

Ayer mismo Carstens tuvo la oportunidad de demostrar la gran lealtad que tiene a las instituciones, cuando dijo que será el Presidente de la República quien evalúe su trabajo y determine si se mantiene en el cargo para un segundo periodo a partir del primer día del año próximo.

No debe olvidarse que en 2006 Carstens era el número dos del Fondo Monetario Internacional y decidió dejar el cargo luego de que los tres candidatos, incluido el populista Andrés Manuel López Obrador, lo mencionaron como su primera opción para secretario de Hacienda como una manera de calmar a los mercados financieros.

Ponerse a especular en torno a una decisión que deberá ser tomada en diciembre por el jefe del Ejecutivo es distraerse de lo verdaderamente importante, que es mantener bajo control la inflación y seguir con el laborioso aterrizaje de las reformas estructurales para que el país comience a crecer a todo su potencial.

BLANQUEADOS

Uno de los componentes de bajo perfil que está utilizando OHL México para tratar de lavarse la cara luego de que, en diversas grabaciones, altos ejecutivos de la firma, no sólo Pablo Wallentin (a quien le dejaron renunciar con un paracaídas de saliva), hablan de actos de corrupción, es inflar artificialmente la reputación de su presidente y algunos de los miembros de su consejo de administración.

El discurso es totalmente equivocado, no sólo porque los exfuncionarios públicos en general no gozan de la mejor reputación sino porque habrían sido cómplices. El de que se trató de un asesino solitario y que fue una intriga en su contra es punto tan contradictorio como inverosímil.

Lo bueno es que ya reconocen que la auditoría que hizo Standard and Poor’s sólo fue en España y ahí no encontraron nada. Obvio, las transas las hizo OHL en México.

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