¿El verano también puede deprimirte?

CIUDAD DE MÉXICO.- Ya inicia una de las estaciones favoritas para los niños y las familias que buscan descansar en algún destino turístico de playa y disfrutar del sol y las vacaciones. 

 

Y pese a que muchos podrían pensar que esta época del año puede ser una de las más alegres y libres de depresión, a comparación del invierno, cuando se registra la mayor cantidad de personas deprimidas alrededor del mundo, existe mucha gente que no celebra tanto la llegada del verano.

 

 

Si bien el Trastorno Afectivo Estacional (TAE), es una depresión temporal conocida principalmente en personas que suelen verse afectadas en invierno por la reducción de las horas de luz, y el descenso de temperaturas, este malestar también suele presentarse en la temporada más calurosa.

 

 

Se produce un efecto similar al de la gente que se deprime en Navidad, cuando teóricamente debería estar más alegre. También resulta un factor clave el aumento de las horas de ocio que se dan cuando la persona se toma unas vacaciones y tiene más tiempo libre para reflexionar.

 

 

Uno de los principales motivos de la depresión veraniega es la humedad, que aumenta en esta época del año y que a mucha gente le puede producir malestar y elevar sustancialmente la irritabilidad. 

 

El calor, muy apreciado por la mayoría de la población, no gusta a todo el mundo. Muchos individuos tienen problemas para soportarlo, y no acaban de sentirse a gusto en ningún sitio, aunque haya aire acondicionado.

 

El hecho de que haya luz y buen tiempo, y las familias aprovechen para ir a la playa o al campo, también puede ser incómodo para personas que se encuentren solas y no cuentan con quién realizar actividades similares, o que hayan sufrido una pérdida traumática y recuerden épocas más felices del pasado.

 

 

La depresión en verano trae consigo síntomas un poco diferentes los del trastorno de invierno, que por regla general consisten en apartarse de los demás y de las actividades sociales, dedicar más horas al sueño, y comer más.

 

Al contrario, quienes sufren desórdenes anímicos en las épocas más calurosas del año sufren insomnio, hasta el punto de dormir mucho menos que antes; pierden el apetito casi por completo, y como consecuencia también adelgazan excesivamente. Sin embargo también suelen apartarse del resto de la gente que prefiere salir a disfrutar de un día caluroso.

 

 

En ambos casos son trastornos afectivos pasajeros, que desaparecen con el cambio de estación. Aunque, indican expertos, es cierto que en algunos casos, los síntomas pueden prolongarse, lo que es señal de un trastorno psicológico de mayor calibre.

 

Según Normam Rosenthal, profesor de Psiquiatría en la Escuela de Medicina de la Universidad Georgetown, quien estudia la depresión estacional invernal desde que se definiera por primera vez en 1986 y la del verano desde que apareciera en el mapa de la Psiquiatría hace pocos años, explica que en sus formas severas, la depresión del verano también puede despertar pensamientos suicidas.

 

El experto señala que así como en el trastorno invernal se recomienda a las personas terapias de luz y viajar al sur en busca de calor, en el caso de los afectados del verano la estrategia es tomar baños fríos, estar en lugares de sombra y utilizar más el aire acondicionado.

 

Sin embargo, por razones que aún se desconocen, las terapias “aliviadoras” funcionan mejor en los tristes del invierno que en los del verano. Lo que sí saben los investigadores es que la humedad tiene un rol crítico en elevar la irritabilidad en estas personas, y las altas temperaturas son más difíciles de evitar, ya que al salir de las zonas con aire acondicionado el calor puede sentirse con mayor intensidad.

 

kgb