Carlos Velázquez

Veranda

Carlos Velázquez

30 Jun, 2015

¿Cuál es el futuro de los tiempos compartidos?

La semana pasada, durante la Convención Nacional de la Asociación Mexicana de Desarrolladores Turísticos (Amdetur), Gerardo Llanes, director ejecutivo de Mercadotecnia del Consejo de Promoción Turística de México anunció una campaña para este sector.

Una propuesta que, de hecho, se gestó hace un año, cuando Patricia de la Peña ocupó la presidencia de esta organización.

Los tiempos compartidos son un producto especial que ha recibido muchas críticas por las prácticas comerciales que lo soportan.

Todavía, hasta la actualidad, no es inusual que detrás del ofrecimiento de un regalo o un premio, se encuentre un vendedor de tiempos compartidos experto en presionar al “ganador” para que después les compre una semana de vacaciones para el resto de su vida.

O que detrás de la oferta de un almuerzo o una ronda de golf gratis, se encuentre uno de estos personajes capaz de pasar en instantes de la zalamería a la neurosis.

Pecata minuta dirían algunos quienes se acuerdan de los fraudes que se cometieron en el pasado y cuya disminución es, precisamente, una de las aportaciones positivas de Amdetur.

También es verdad que los tiempos compartidos le dan solidez a los destinos, pues ayudan a romper con la estacionalidad de las temporadas altas y bajas, ya que sólo dos familias de cada 50 podrán usar sus espacios en Semana Santa o Navidad.

Además de que los dueños de tiempos compartidos son los primeros en regresar a un destino que sufrió un desastre natural, pues de lo contrario perderían sus vacaciones.

Todo esto le da solidez a las plazas turísticas y, además, el mercado de compradores más relevante está precisamente en Estados Unidos, que adquieren propiedades fraccionadas en México por los temas climáticos y de precios.

La pregunta pendiente de respuesta es qué impacto tendrá en este modelo de negocios todos los cambios que están ocurriendo en el mundo de los viajes, a través de la tecnología.

Es difícil imaginarse a los llamados miembros de la generación Millennials, los jóvenes que nacieron en paralelo con el internet, atando el futuro de sus vacaciones a una marca y destino, por muchos intercambios que pudieran lograr cada dos años.

Hoy no sólo existen Apps para los teléfonos inteligentes, que ya están consolidados como las mejores opciones para reservar cuartos de hotel a los precios más competitivos, sino que siguen incrementándose en búsqueda de soluciones específicas.

Existen algunas cuyo foco son las reservaciones de última hora, por ejemplo, con acceso a tarifas excelentes pues de lo contrario esos cuartos de quedarían vacíos.

Para no hablar de la revolucionaria tendencia de la economía compartida, en donde las familias están dispuestas a rentar sus casas, a intercambiarlas por otras casas en los periodos vacacionales o hasta compartirlas con extraños.

Incluso hay una aplicación popular, couchsurfing, con personas listas para prestar sus sofás a los viajeros.

Cambios que no hacen sencillo imaginar qué papel estarán ocupando esos tiempos compartidos en el hospedaje y los viajes, dentro de tres o cuatro décadas.

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