Carlos Velázquez

Veranda

Carlos Velázquez

3 Jul, 2015

Las paradojas de la migración y el turismo

Las diferencias entre las autoridades turísticas y migratorias no son exclusivas de México y parten de que sus propósitos son diametralmente diferentes, al menos en apariencia. En el pasado, a partir de la creación, en 1999, del Consejo de Promoción Turística (CPTM), la “manzana de la discordia”, fue el Derecho de No Inmigrante (DNI) pues el Instituto Nacional de Migración (INM) consideraba que al menos la mitad de esos recursos le deberían pertenecer. Al final, las negociaciones llevaron a que se destinara un porcentaje de ese derecho a un proyecto temporal de modernización del equipo que soportaba el sistema de registro migratorio y que se volvió permanente, pues el INM lo sigue recibiendo.

De acuerdo con aquellas reglas originales, dichos recursos no se podían canalizar a gasto corriente, esto es al pago de plazas y salarios, como el CPTM tampoco lo puede hacer, pues la totalidad de ese dinero tiene que ir a promoción. El problema es que ahora la clave para acabar con los “cuellos de botella” en los aeropuertos es contar con más oficiales migratorios y mejor tecnología, en un momento en el que la Secretaría de Hacienda impone un recorte presupuestal que, incluso, podría ampliarse en 2016 debido a la situación macroeconómica.

En todo esto hay dos paradojas:

1. Si no se agiliza la entrada de los turistas extranjeros a México, el país perderá competitividad pues comienzan a surgir comentarios entre los profesionales de los viajes haciendo referencia a la pesadilla que se está volviendo entrar al país por algunos aeropuertos, que, además, son los más importantes.

2. Eventualmente, con ello, no sólo el CPTM, sino también el INM verían reducida una oportunidad para seguir incrementando la captación que obtiene a través del derecho respectivo y que, en el caso de Migración, se invierte en proyectos que no pueden ser soportados por el presupuesto federal.

Claudia Ruiz Massieu, secretaria de Turismo, ha sido una política eficaz para lograr negociaciones con diferentes dependencias públicas; pero el INM, que encabeza
Ardelio Vargas, tiene bajo su responsabilidad otros asuntos que, históricamente, han sido prioritarios.

Temas como el resguardo de las fronteras, la seguridad nacional y la relación con los miles de inmigrantes que entran ilegalmente a México por el sur del país, le preocupan mucho más que el turismo.

Al estar agrupado, además, en la estructura de la Secretaría de Gobernación, el INM ha hecho valer su poder frente al turismo otras veces, como cuando un titular de la Sectur, Rodolfo Elizondo, trató de hacer efectivo aquello de que el INM sólo recibiera una parte del DNI mientras se modernizara aquel sistema. La otra paradoja es que, hoy, los turistas internacionales están aportando los recursos para recibir un servicio de entrada mucho más ágil.

Cuando en Estados Unidos, Homeland Security provocó demoras e incomodidad a los viajeros, en el contexto de la crisis desatada por el 11 de septiembre, fue la presión de toda la industria turística la que consiguió cambios a través de más personal, capacitación y tecnología.

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