La eurozona quiere que Grecia arda por esta razón

Desde julio de 2012 (ayudada por los excesos de los gobiernos griegos) Europa ha aplicado una estrategia que lleve a Grecia a salir de la zona euro de forma traumática para que el resto de los integrantes cedan más soberanía a una unión bancaria y fiscal más fuerte, revela Timothy Geithner, exsecretario del Tesoro de Estados Unidos, en el libro Prueba de estrés; reflexiones sobre crisis financieras.

Geithner da a conocer parte del contenido de un encuentro que tuvo entonces con el ministro alemán de Finanzas, Wolfang Schäuble, en Alemania, quien afirmó que “la idea era que, una vez Grecia fuera, Alemania estaría más inclinada a aportar el apoyo financiero que necesitaba la eurozona, pues el pueblo alemán ya no vería la ayuda a Europa como un rescate de los griegos”

Me dijo que en Europa había mucha gente que pensaba que expulsar a Grecia de la eurozona era una estrategia viable e incluso deseable”, afirma Geithner en sus memorias. “El argumento era que si se permitía arder a Grecia sería más fácil construir una Europa más fuerte con salvaguardas más creíbles.”

Labor cumplida

Hoy Grecia está en un desgarrador enfrentamiento de último minuto con la Unión Europea respecto de si seguirá formando parte de la eurozona, y los ciudadanos griegos tienen programado tomar esa decisión en un referendo el próximo domingo.

Esa votación se va a realizar en un ambiente de estampidas bancarias; los ciudadanos están acampando afuera de los bancos, donde los controles de capital ahora restringen la cantidad de dinero que puede retirarse.

Los políticos y los inversionistas están tratando de inclinar el resultado a su favor. ¿Quién está fanfarroneando, los griegos o la Unión Europea?

La conversación entre Geithner y Schäuble nos da una sólida indicación. Como dijo Geithner acerca de otra conversación que tuvo con Schäuble: “Él tiene una visión muy clara: Grecia se dio un atracón y ahora tiene que ponerse en una dieta estricta”.

Jean-Claude Juncker, titular de la rama ejecutiva de la Unión Europea, afirmó el lunes 29 de junio que “la puerta sigue abierta” y que esperaba poder traer de vuelta a Grecia a la mesa de negociaciones. Pero eso fue todo lo que pudo decir.

Sin duda él es sincero en su esperanza de que Grecia acepte el acuerdo de rescate que se le propuso recientemente. Pero esta vez, a la Unión Europea no le queda nada más que ofrecerle a Grecia y cualquier concesión sólo socavaría la fuerza de los países que se quedarán en la eurozona. Eso podría inspirar a otros países, como Portugal, España e Italia, a exigir mejores condiciones para sus préstamos.

Que ardan

Una decisión clave tomada el fin de semana pasó casi desapercibida pero es muy reveladora. El Banco Central Europeo (BCE) decidió detener la expansión de su mecanismo de préstamos de emergencia a los bancos griegos, que habría permitido que siguieran operando sin tanto pánico y ayudado a evitar algunos de los controles de capital por aportar liquidez adicional.

Ningún banco central quiere prestar durante una estampida bancaria en la que es de esperarse que perderá dinero, así que la decisión puede tener sentido por sus méritos. Pero también tiene otro propósito, que es político.

Al cerrar el flujo de dinero, el BCE logró instigar miedo y pánico adicionales en la vida cotidiana del pueblo griego, días antes de la votación del referendo.

Ese pánico podría tomar dos formas: los griegos podrían ver las colas ante los bancos como una advertencia de lo que está a punto de llegar, que sin duda alguna sería peor en el corto plazo, y votar en favor del acuerdo de rescate.

Claro, también podrían ver esas colas como evidencia más de su subyugación a la eurozona y de la continua austeridad que experimentarían con el rescate, impulsándolos a votar en contra.

La decisión del BCE tiene también otro importante propósito fuera de Grecia. Podría ser una advertencia para países como España e Italia, en caso de que decidieran seguir a Grecia en su salida de la eurozona, si es que esto llega a ocurrir.

Malos Incentivos

Puede parecer ilógico, pero en lugar de hacer que la salida de Grecia sea fácil y sin obstáculos para evitar perturbaciones en los mercados financieros, el BCE tiene el perverso incentivo de que sea desastrosa y difícil para disuadir a los demás.

Nada de esto quiere decir que el BCE sea la causa de los problemas de Grecia. El país se los causó a sí mismo en gran medida. Sin importar que se piense que la creación del euro fue un terrible error, Europa ha manejado gravemente mal la situación en Grecia.

La economía del programa que le endilgó a Grecia la ‘troika’ (la Comisión Europea, el Banco Central Europeo y el Fondo Monetario Internacional) hace cinco años ha sido abismal, desembocando en una reducción de 25 por ciento del producto interno bruto del país”, escribió el lunes Joseph Stiglitz, economista y profesor de la Universidad Columbia. “No puedo pensar en ninguna otra depresión en la historia que haya sido tan deliberada.”

En su libro, Geithner reflexiona en sus conversaciones con los dirigentes europeos sobre las medidas que trataron de tomar.

El deseo de imponerle pérdidas a deudores y acreedores irresponsables es completamente comprensible, pero es terriblemente contraproducente en una crisis financiera”, afirmó Geithner.

*gl