Salo Grabinsky

Del verbo emprender

Salo Grabinsky

4 Jul, 2015

Las 500 mexicanas... y otras más

Con cariño y admiración a Jacobo, q.e.p.d.

La revista Expansión, siguiendo el ejemplo de otras revistas, publica su lista de 500 empresas importantes en México, la cual es recopilada de múltiples formas, desde las que cotizan en la bolsa de valores, o que entregan información relevante a esta revista. Hay bastantes negocios que prefieren no ser incluidos por diversas causas y algunos son publicados en otra lista.

Aun así hay más negocios no mencionados y sus razones tendrán. Lo importante es ver como a través de los años esta mezcla de empresas de los sectores público y privado, de capital nacional y extranjero siguen creciendo, dan empleo y crean plantas manufactureras, comercios y oficinas por todo el país.

Podrán decirme que estos negocios buscan pagar  menores impuestos , a veces con tácticas cuestionables, pero la gente que trabaja en ellas, además de sus proveedores, clientes y prestadores de servicios, se benefician con su presencia. No son hermanitas de la caridad, pero el país avanza y eso es bueno.

Me puse a analizar somera y muy subjetivamente a aquellas grandes empresas de estructura familiar de propiedad mexicana. La lista incluye a varios emporios propiedad de una familia, (como los Slim, Salinas Pliego, varios grupos de Monterrey, etcétera), pero también otros que descuellan y no son tan conocidos.

Algunas no buscan la notoriedad, tal vez por la situación de inseguridad personal que continúa en varias partes del país. En estos grupos con ventas de miles de millones de pesos o más al año y  con varios miles de empleados las empresas privados familiares destacan lo cual es sano para el país.

Si empezamos a bajar la pirámide del estimado de más de seis millones de sociedades mercantiles registradas en nuestra economía, el porcentaje de negocios familiares aumenta radicalmente hasta llegar a más de 90 por ciento en las micro y pequeñas empresas.

Son estos los que mantienen la estabilidad y el arraigo dentro de sus comunidades y, bien manejadas, representan con seguridad el futuro para las nuevas generaciones. También son las más vulnerables de todas, tanto por el entorno que las golpea, con mayor fiscalización, abusos, delincuencia y problemas para operar, la competencia tanto nacional como de fuera y su eterna falta de liquidez. Como si esto no fuera suficiente, su mayor peligro proviene del interior, por no querer profesionalizar sus prácticas de dirección y control, buscar nuevas tecnologías, mercadotecnia y preservar su salud financiera.

Lo más grave  es una falta de visión de los dueños y sus familias acerca del peligro al no planear correctamente la sucesión y la falta de reglas que permitan una transición y la continuidad adecuadas.

Hay múltiples tropiezos y fracasos. También los hay en las grandes empresas, pero estas tienen más armas aunque algunas son adquiridas por terceros por los conflictos de las familias dueñas. En resumen, a pesar de la  incertidumbre  vamos avanzando.

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