Luis Enrique Mercado

Perspectivas

Luis Enrique Mercado

6 Jul, 2015

Presupuesto Base Cero, sólo una esperanza

Nunca el gobierno mexicano ha sido capaz de reducir el Presupuesto. Al contrario, el gasto público en México creció 30 por ciento en los 12 años del panismo y ha crecido siempre año con año en términos reales.

El problema es que, debido a la caída en los ingresos petroleros, por la baja en la producción y en el precio, es necesario hacer recortes presupuestales en serio, tan en serio, que se necesita rehacer el presupuesto completo.

Es decir, el gobierno mexicano necesita bajar el gasto público si no quiere seguir haciendo crecer la deuda o incurrir en déficit público, que a fin de cuentas son deuda, que ponga en peligro la buena calificación crediticia que hoy tiene el país.

La solución propuesta por la Secretaría de Hacienda ha sido la elaboración de un Presupuesto Base Cero para 2016 y el 30 de junio envió ya a la Cámara de Diputados un primer documento en el que esboza lo que se pretende y lo que ya se ha detectado.

Lo peor que podría hacer la SHCP es precisamente no hacer nada, por más que un Presupuesto Base Cero tenga más posibilidades de fracaso que de éxito.

Por principio de cuentas, los primeros y más grandes enemigos de un reacomodo presupuestal son los propios burócratas, cuyo poder nace precisamente de su capacidad de gastar dinero, de manejar y administrar programas, entre más oscuros, mejor.

Un burócrata al que hoy se le dice que el programa que manejaba ya no existe, que se fusionó con otro y que lo manejará otra secretaría se vuelve un enemigo a muerte del Presupuesto Base Cero.

Por otra parte, la elaboración del Presupuesto Base Cero exige un estricto orden que no caracteriza al gobierno y una cantidad monstruosa de tiempo que pueden usar para hacer tortuguismo.

Por lo pronto, el planteamiento ya hecho por Hacienda significa disminuir para 2016 26 por ciento de esos programas presupuestales, lo que supone desaparecer 246 programas que se consideran redundantes o inútiles.

Esto significa que de los mil 97 programas presupuestales existentes, se pasaría a sólo 851 para 2016, lo que supone, por ejemplo, que 261 programas se agrupan en 99; que siete cambian de secretaría que los ejerce, que se eliminan 56 y se crean cuatro nuevos.

Un ejemplo de lo que se quiere hacer en concreto es el Programa de Apoyo Alimentario, que en 2016 se fusiona con Progresa; o el Instituto Nacional de la Economía Social, que hoy está en Economía y que se resectoriza a la Secretaría de Desarrollo Social y se fusiona al Programa de Opciones Productivas de dicha Secretaría. En educación, se crea el Programa Nacional de Convivencia Escolar, al que se fusionan programas como Escuela Segura. Es decir, el intento es bueno y necesario.

México no puede mantener una estructura de gasto público como la actual porque, por un lado, no hay dinero para sostenerlo y, por el otro, hay un monstruoso desperdicio de recursos y una buena cantidad de programas que no sirven para nada.

La idea es que haya un gasto menor y ejercido con mayor eficacia. Hay que cruzar los dedos y pedir ayuda a todos los santos, porque el ejercicio tiene enormes posibilidades de ser un fracaso.

Hasta el próximo lunes con nuevas… Perspectivas.

Síguenos en Twitter @DineroEnImagen y Facebook, o visita nuestro canal de YouTube