Rodrigo Pérez-Alonso

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Rodrigo Pérez-Alonso

8 Jul, 2015

Tragedia Griega II

Grecia ha pasado por la peor tormenta económica del nuevo siglo y, en el esquema de las naciones europeas, la peor desde el final de la Segunda Guerra Mundial. En 2009, cuando el gobierno de Papandreu reconoció al fin la enorme deuda cocinada por varios de sus predecesores, el país se confrontó a una enorme crisis de identidad económica y política.

En un nuevo episodio de la Tragedia Griega, el gobierno de Alexis Tsipras realizó un referéndum sobre una propuesta de rescate de la economía griega —una vez más— por parte de organismos internacionales como el FMI y el Banco Central Europeo y ganó el “No”.

Sin embargo, muy hábilmente, el referéndum usó palabras abiertas y ambiguas para dar cabida a un rescate bajo condiciones distintas.

El gobierno se quedó con opciones abiertas para negociar, el pueblo quedó satisfecho por un referéndum “chocolate” y los organismos internacionales insatisfechos por la falta de seriedad en el pago.

¿Qué está detrás de ello? Como cualquier problema nacional, el tema tiene muchas dimensiones. En la Unión Europea, la membresía de Grecia y otros países del sur de Europa significan una moneda central Europea debilitada.

Esto le da la oportunidad a Alemania y otros países del norte de beneficiarse de un Euro más barato y por ende un impulso exportador artificial.

Ante este escenario, expertos como Ngaire Woods de la Escuela de Gobierno de la Universidad de Oxford recomiendan que, en una crisis de esta naturaleza, se lleven a cabo ciertas acciones:

1) Hacer un rescate único, sin adiciones posteriores. Grecia ha sido rescatada varias veces, por montos estratosféricos, para caer varias veces en el vicio de necesitar más. Tanto los acreedores como Grecia no fueron firmes en la convicción de resolver rápida y eficientemente el problema.

2) Establecer un mínimo de condiciones. Entre menos condiciones, es más fácil para un gobierno cumplir con ellas. Si se imponen muchas y muy complejas, se le da carta abierta al gobierno para interpretar a su gusto las condiciones del rescate.

3) Es importante que el gobierno se apropie del rescate (sin la percepción de que organismos internacionales u otros países estén interviniendo). Sin embargo, este tema es políticamente difícil por el riesgo que significa para cualquier gobierno aceptar el impacto negativo de un rescate.

4) Es importante también reconocer que las medidas de austeridad generan efectos multiplicadores negativos en la economía.

Hasta ahora la economía griega ha sufrido una contracción del 40% de su PIB. Sin embargo, las repercusiones internacionales han sido aun mayores. La lección principal para Grecia en estos momentos debe ser de humildad y reconocimiento. Sin embargo, la confianza en la economía europea y mundial seguirá afectada seriamente.

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