Rodrigo Pérez-Alonso

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Rodrigo Pérez-Alonso

15 Jul, 2015

Lecciones alemanas

Alemania es un país de contrastes políticos y culturales. Sobrevivió a dos guerras devastadoras en el siglo XX, a ideologías radicales, a la ocupación de cuatro fuerzas extranjeras y, por más de cuatro décadas, la mitad de su territorio vivió bajo el yugo de la antigua Unión Soviética y enfrentó un retraso significativo.

Ahora, Alemania se ha erigido como el líder indiscutible de Europa y la unión monetaria bajo el euro. Los traumas del pasado han hecho que esta nación se someta a los pilares de la disciplina, austeridad y el respeto al Estado de derecho, partes intrínsecas de su idiosincrasia. Es así como, junto con otros países del norte de Europa, Alemania ha podido navegar sobre las aguas turbias de la crisis financiera internacional de finales de la década pasada y tener la liquidez y solidez necesaria para afrontar, ahora, la crisis del euro.

España, Portugal, Italia y Grecia, países del sur de Europa, son también parte del euro pero afrontaron la tormenta bajo circunstancias totalmente diferentes. Grecia, ahora en problemas de liquidez, mintió sistemáticamente por años sobre sus indicadores macroeconómicos. Durante el gobierno de Papandréu se decidió enfrentar la verdad. La consecuencia fue el derrumbe de la farsa económica y, hasta el momento, tres rescates por parte del FMI y el Banco Central Europeo.  España, Portugal e Italia siguieron una línea de endeudamiento público sistemático que causó problemas profundos en sus economías que se están pagando ahora en desempleo, soluciones políticas demagógicas y descontento generalizado.

La lección ha sido clara para Europa desde la óptica Alemana. La falta de disciplina y reglas en los países del sur han causado estos problemas. Sin embargo, la narrativa hacia el interior de estos países es también distinta. Angela Merkel debe de vender los rescates de Grecia como necesarios para mantener la unidad europea. No obstante ello, las medidas son impopulares y el sentir es que están rescatando y pagando por los platos rotos del vecino, sacrificando así fondos generados con la disciplina de sus trabajadores. Entre los griegos el sentir es que sus gobiernos causaron estos problemas pero que también, después de la devastación de la Segunda Guerra Mundial, ellos votaron por el rescate y perdón de la deuda Alemana y, por ende, ahora ellos tienen ese mismo derecho.

Sin embargo, detrás de la retórica y el velo tecnocrático se encuentran aspectos más pragmáticos. En la insistencia de Alemania por rescatar el euro está el sentido de unidad europea y, por encima de todas las cosas, la codependencia y fuerza equilibrante del euro. Para Alemania y otros países del norte de Europa es necesaria la cohabitación del euro con otras economías menos sólidas. De lo contrario, la fortaleza de esa moneda causaría que sus exportaciones fueran mucho más caras. A su vez, existe también otra razón de peso: los bancos de Francia y Alemania están sobreexpuestos en Grecia, de la misma forma en que los bancos de Estados Unidos lo estaban en la crisis del 94, en México.

Vemos ahora el desenvolvimiento de una crisis de legitimidad e identidad en el llamado viejo continente. Será así necesario reflexionar en cuales son las lecciones para Europa y Alemania.

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