Silicon Valley y el dilema de rentar oficinas

Encontrar oficinas a precio razonable, que atraigan a empleados y volverlo a hacer cuando la compañía crezca, es una batalla en sí misma
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Las empresas emergentes también quieren que su lugar de trabajo refleje la cultura de la compañía y, de ser posible, de la marca. Foto: Especial
Las empresas emergentes también quieren que su lugar de trabajo refleje la cultura de la compañía y, de ser posible, de la marca. Foto: Especial
SAN FRANCISCO.- Las compañías tecnológicas emergentes no solo tienen que luchar por atraer atención, clientes y el dinero de los inversionistas. Encontrar oficinas a precio razonable y que atraigan a empleados en un mercado laboral muy competido, y volverlo a hacer cuando la compañía crezca, es una batalla en sí misma.
 
Aaron Hall, director general de Boatbound, servicio que ayuda a los dueños de botes a rentarlos cuando no los usan, indicó que cuando su incipiente compañía se instaló en San Francisco en 2012 originalmente funcionaba en una habitación arriba de un lavado de autos.
Pero debido al tema náutico de la empresa, él quería desesperadamente trasladar su oficina a la zona del puerto.
 
En las empresas emergentes pequeñas, la división entre el espacio colectivo y el personal casi no existe.
 
Primero trató de alquilar una casa-bote en Mission Bay, una caleta cerca del parque de béisbol AT&T que es el centro de una zona que se está remodelando con edificios de oficinas y un conjunto médico para la Universidad de California. “Me salté las cercas y puse volantes por debajo de las puertas, pero no obtuve respuesta”, afirma.
 
El espacio comercial en los muelles de la ciudad era demasiado caro. Después vio en Craiglist el anuncio de un antiguo estudio fotográfico. Aunque estaba en un callejón sin salida, lejos del agua, era barato: unos 3,200 dólares al mes.
 
Después de haber gastado 22,000 dólares en mejoras, como instalar una cocina y una ducha, una cabina telefónica de madera, colgar boyas en las paredes y colocar una mesa de pimpón, Boatbound tuvo un espacio cómodo para sus 14 empleados. “La gente se quedaba ahí hasta las 10 de la noche”, afirma Hall.
 
Pero este año, cuando Boatbound contrate unos empleados más y organice otra ronda de financiamiento, es probable que tenga que mudarse de nuevo.
 
Jenny Haeg, fundadora y directora general de Custom Spaces, empresa de bienes raíces comerciales que trabaja con grandes empresas financiadas con capital de riesgo, como Airbnb y Uber, pero también con pequeñas, indicó que las empresas emergentes se enfrentan a un reto particular, pues rara vez permanecen mucho tiempo en la misma oficina. O el lugar les queda chico en cosa de unos años o ya no lo necesitan porque el negocio fracasó. Eso crea cancelaciones continuas de servicio.
 
Foto: Especial
 
En toda la ciudad, la renta promedio de espacio de oficina es de 62.50 dólares por pie cuadrado en el cuatro trimestre, más del doble de lo que era hace cinco años, según Newmark Cornish & Carey, uno de los agentes de bienes raíces comerciales más grandes de la región. (Las rentas en South Park, el corazón del Sur del distrito del Mercado que es el más popular entre las empresas emergentes, llegan hasta a 120 dólares por pie cuadrado.)
 
Elizabet Hart vicepresidenta sénior de Newmark, dijo que las restricciones de construcciones nuevas en San Francisco, aunadas a la elevada demanda por parte de empresas emergentes rebosantes de capital, han impulsado el mercado de bienes raíces a un punto muy alto. A pesar de eso, aseguró, la mayoría de las empresas tratan de no ser extravagantes.
 
Las empresas emergentes también quieren que su lugar de trabajo refleje la cultura de la compañía y, de ser posible, de la marca.
 
Ninguna empresa trata de combinar las dos cosas con tanto estilo como Airbnb, el servicio de renta de habitaciones privadas, que alquila tres pisos de un antiguo mercado de joyería en el Sur del distrito del Mercado. Aunque Airbnb no quiso decir cuánto pagan por ese espacio, el ahora desaparecido blog de tecnología Gigaom, que reportó extensamente sobre el proyecto, calculó que la renta sería de más de 9 millones de dólares al año.
 
El lema de Airbnb es “pertenece en cualquier parte”, y sus oficinas centrales tienen un estilo extraño y acogedor, destinado a evocar las casas en renta en el sitio y a inspirar a los más o menos 750 empleados que tiene la compañía en San Francisco.
 
Una docena más o menos de salas de conferencia están decoradas según los anuncios de Airbnb. La sala Milán, por ejemplo, tiene una alfombra morada, un mini mecedora blanca y elegantes bolsos colgados de ganchos en la pared. 
 
La sala Rausch, réplica de la primera habitación anunciada en el sitio por sus fundadores, Brian Chesky y Joe Gebbia, cuenta con un carrito de bar y una estatua roja de Jesús, aunque ya se retiraron los colchones de aire enrollados de los que recibió el nombre la empresa.
 
Incluso el menú de la cafetería cambia diariamente en homenaje a un anuncio. El día de San Patricio, tuvo un gesto hacia Dublín y ofreció coles y colinabo, tarta de carne y zanahorias asadas.
 
La compañía, que tiene un equipo interno de diseño, está llevando sus principios un paso más allá: remodeló el área que alberga a los 50 miembros del personal de mercadotecnia, comunicación y artes en una versión adulta de un aula de primaria.
 
Como si estuvieran en la escuela, a los empleados se les asigna un rincón donde pueden guardar su bolso, mochilas y archivos. Por toda la sala están repartidos varios puntos de encuentro o de trabajo comunal: mesas largas, escritorios altos. Puertas sostenidas en caballetes e incluso un sofá cama.
 

La gente pasa tanto tiempo en reuniones y tan poco ante su monitor trabajando con sus documentos, que no pensamos que necesitábamos darle un escritorio”, explica Aaron Taylor Harvey, que dirige el equipo de diseño. “Quisimos ver qué pasaría si reducíamos a la mitad el espacio de los escritorios y se lo asignábamos a la colectividad”.
 
En las empresas emergentes pequeñas, la división entre el espacio colectivo y el personal casi no existe. En San Francisco, muchas compañías con 10 o menos empleados operan en pisos comerciales y residenciales. El espacio de trabajo parece un departamento de una recámara. Pero la sala está llena de escritorios y la recámara generalmente sirve de sala de conferencias.
 
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