Adina Chelminsky

Aprendiz de brujo

Adina Chelminsky

24 Jul, 2015

¿Quieres crear emprendedores? Entonces, cría empleados

Mis hijos saben que las vacaciones de verano forzosamente implican, para ellos, ir a trabajar.

Mientras otros niños salen de vacaciones o pueden levantarse a mediodía y estar en pijama hasta la mitad de la tarde, en casa, a las 7:30 am, cuando menos durante el primer mes de las vacaciones, se van a trabajar. Trabajo con responsabilidades serias, sin papá ni mamá al lado. 

Algunas personas me acusan de fascista… No me importa. Y entre más me adentro al mundo de los emprendedores, más me doy cuenta de la enorme importancia que tiene para los jóvenes aprender a trabajar. Y eso sólo se aprende trabajando.

No es por los conocimientos técnicos que aprenden (aunque, sin duda, pueden ser importantes tanto como conocimientos como para orientarlos hacia el camino que quieran emprender de adultos) sino, sobre todo, por la logística del trabajo que se aprende. El tratar con un jefe que no es maestro, el tener responsabilidades, por mínimas que sean, el convivir con colegas…

El trabajar desde chicos es la mejor escuela de la vida. Me queda claro que, para un gran número de niños y adolescentes en este país, la decisión entre trabajar, o no, no es una opción, sino una necesidad económica y de subsistencia. Pero para el resto de los jóvenes que no requiere de su trabajo para salir adelante (sus necesidades están cubiertas por sus padres o por sus tutores) el trabajar desde edades tempranas también es una necesidad.

Lo que gana un joven con la responsabilidad del trabajo va mucho más allá de los pesos y centavos: independencia, responsabilidad, sentido de propósito (muy olvidado en los tiempos de hoy), humildad y, valga la redundancia, el aprender a trabajar.

Todas estas características inminentes para criar profesionistas, empleados o emprendedores exitosos.

Ahora, para que la experiencia de trabajar sea exitosa (y no los asuste de por vida el trabajo) hay que tomar en cuenta varios factores:

¿Desde qué edad mandarlos al trabajo? En México el trabajo de adolescentes es legal desde los 16 años. (15 años si la jornada es menor de seis horas). Los jóvenes deben empezar a trabajar cuando no sean una carga para quien los “emplea”. Que puedan aportar algo, por más simple y mundano que sea, al ambiente de trabajo y que tengan un nivel de responsabilidad que les permita desempeñarlo. La edad exacta depende de cada niño y de su carácter.

¿Dónde? Lo primero que tienen que asegurar los padres es la integridad de los muchachos, por lo que elegir el lugar es responsabilidad de los adultos. Tiene que ser un lugar en donde los padres conozcan perfectamente bien a las personas y las labores que ahí se desempeñan.

Negocios familiares o de amigos cercanos, siempre son una buena opción. Una idea es crear redes de “empleadores” con tus amigos y familiares en donde tú le des empleo de verano al hijo de tu amigo y él le dé empleo al tuyo. Es fundamental que el o la joven disfrute el trabajo que hace, que vaya de acuerdo con sus gustos (en la medida de lo posible).

¿Cuánto tiempo? Depende de la edad, muchachos menores de 17 pueden trabajar medios días para mantener un poco del gusto de las vacaciones.

¿Cómo? Es fundamental establecer el trabajo como un trabajo, no como un juego. Antes de que empiece a trabajar se deben establecer claramente las responsabilidades y tareas claras, el no tener nada que hacer no sólo es contraproducente para el joven, también para el ambiente laboral en general.

¿De a cuánto? El tema del pago es importantísimo porque es el premio, bien merecido, al esfuerzo y el principal aliciente para volver a trabajar. Ojo, aquí no estoy hablando de un contrato que implique nómina o responsabilidades patronales, sino, simplemente una cantidad pactada de antemano.

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