Ahí vienen los populistas

En los últimos dos días, representantes de la Canacintra y la Concamin han comenzado a presionar al Banco de México y a la Secretaría de Hacienda para que implementen medidas que sólo pueden ser explicables porque en estas cúpulas hay una semilla populista que parece estar germinando.

Tienen razón funcionarios de las dependencias encabezadas por Luis Videgaray y Agustín Carstens en el sentido de que, hasta el momento, nadie ha pedido públicamente regresar al control de cambios; sin embargo, parecería que se trata de un problema de matiz, puesto que, en los hechos, estas dos organizaciones de la iniciativa privada se están subiendo a la corriente que domina en la opinión económica acerca de que el dólar está muy caro y el gobierno debe tomar medidas.

Hasta el momento han pedido, entre lugares comunes,   programas de reactivación del mercado interno, fortalecimiento de la economía y hasta temas que deben preocupar, puesto que son tan inútiles como peligrosos.

Han solicitado que el Banco de México aumente el monto que se subasta diariamente de 52 millones de dólares como parte de un programa de disminución de reservas que se mantendrá tres meses más por lo menos.

Esa solicitud es tan vieja como inútil, puesto que, a principios de año, parecía que los funcionarios del Banco de México y Hacienda habían zanjado el tema con la explicación de que la misión de la Comisión de Cambios no es proteger un nivel prefijado de tipo de cambio sino garantizar la liquidez del mercado. Hay medidas para limitar la volatilidad, como es la subasta cuando la depreciación es de más del dos por ciento, que sólo se ha usado dos veces, es decir, el mercado ha mantenido el orden y la disciplina.

CONTROL
DE CAMBIOS

Contrariamente a la razón económica, por lo menos estas dos organizaciones de la iniciativa privada y no pocos analistas han decidido que el dólar está caro. Ayer, voceros de la Concamin decían que durante dos meses han estado absorbiendo costos y que si el dólar sigue arriba de 16 pesos, lo reflejarán en precios dentro de dos meses.

No vale la pena enfatizar que esta afirmación suena más a un chantaje que a una preocupación económica, pero más la visión acerca de que el gobierno y el Banco de México deben garantizar que se paguen menos de 16 pesos por dólar.

Si el Banco de México y la Secretaría de Hacienda hicieran caso a esta petición, en contra del libre mercado y la política seguida por más de dos décadas con un gran éxito, en los hechos se volvería un tipo de cambio fijo.

Hablan de otras medidas sin especificar cuáles, lo que sólo puede comprenderse como un grave arranque de frivolidad o de falta de análisis económico. Bueno, tal vez podría ser que, al final del día, reconocen que no hay otra posibilidad.

RECALENTADO

Como desgraciadamente es tradición en Banamex, se tardaron demasiado en explicar a qué se refería la investigación sobre presunto lavado de dinero por parte de las autoridades de Estados Unidos que no sólo tiene que ver con este banco sino con su matriz.

Si alguien está más o menos atento al sector financiero sabía que se trata de un proceso que inició el año pasado y que una de sus partes fue inflada por una agencia informativa que luego fue seguida por una borregada de aquellos quienes, en lugar de buscar información de primera mano, parecen coyotes, de los que ofrecen servicios legales afuera de El Torito.

En la otra cara de la moneda se encuentra la responsabilidad del banco, no sólo de cuidar su buena imagen, que eso es una posición personal, sino de informar debidamente a clientes e inversionistas sobre la realidad.

Desde antes de que Ernesto Torres Cantú asumiera la dirección general, en este banco han tenido una posición lenta a la opinión pública en la cual recuerdan mucho posiciones que utilizaba el gobierno federal a principios de la década de los noventa.

Si esta explicación la hubieran dado cuando se preparó el recalentado informativo, ayer hubieran destacado mucho más sus datos al cierre del primer semestre, en los que se muestra que el banco está recuperando la mejor de sus formas; sin embargo, la espera les llevó a mezclar los temas.