Adina Chelminsky

Aprendiz de brujo

Adina Chelminsky

31 Jul, 2015

Asesoría sí, asesoría no (Parte I)

¿Quieres tener una empresa exitosa Muy fácil, lo úuuuuunico que necesitas hacer es invertir en tecnología... no, no, no solamente tienes que respetar la creatividad de tus empleados... no, no, no, el secreto está en rendir pleitesía al cliente...

Una de las industrias más prósperas del mundo, sobre todo en tiempos de crisis, es la publicación de libros empresariales; en las últimas décadas se han escrito, una tras otra, cientos de teorías de éxito que, tras la compra de la parafernalia obligada (el libro, el video, los seminarios, el software y la playera), prometen la llave para revolucionar a las empresas.

Muchos de estos libros son grandes bestsellers, pero, al final del día, dejan a los ejecutivos tan inundados de información y confundidos que ya la pregunta no es ¿dónde quedó mi queso? Sino ¿dónde está mi cabeza?

En el análisis de la búsqueda de la piedra filosofal (que convierte a todas las empresas en unicornios) puedo decir sólo una cosa: la única verdad absoluta es que no existen verdades absolutas. No hay teorías o libros buenos o malos, por lo general. En todo caso, hay teorías que podemos aplicar de la manera adecuada, en el momento adecuado. Lo mismo que le funcionó a mi vecino no necesariamente me funcionará a mí… es más, las mismas teorías o cambios que me funcionaron en el pasado no necesariamente deberían funcionarme hoy en día.

En la búsqueda de soluciones empresariales, generalmente, la explicación menos rebuscada es la más correcta; la verdadera clave de éxito no se encuentra en complejas teorías, sino en regresar a lo básico: conocer el negocio.

Esto suena muy obvio (después de todo “nadie sabe de mi negocio más que yo”),  pero es una labor compleja obstaculizada por la “ceguera de taller”: en la lucha por solucionar los problemas diarios y urgentes, se pierde la visión de los retos importantes.

Es en esta simple, pero no sencilla tarea, donde la ayuda de una empresa de consultoría de negocios puede ser importante; no como una solución mágica,  sino como un importante apoyo que permite a la empresa maximizar su potencial y valor. Pero es que las empresas de asesoría son sólo para los grandes emporios industriales... Falso. Estos servicios son particularmente útiles para el empresario mediano y pequeño, quien, acostumbrado a ser “mil usos” dentro de su negocio, necesita una perspectiva objetiva y fresca del panorama.

CINCO PREGUNTAS CLAVE

Muchos pequeños y medianos empresarios rehúyen de la consultoría porque la catalogan como un proceso invasivo, interminable y complicado, cuyos resultados son inentendibles y poco prácticos.

Pero, el contar con un buen asesor permite encontrar respuestas a preguntas fundamentales que, por considerarse demasiado obvias, muchas veces se dejan sin contestar:

¿Quién soy? Esto es: cuáles son los riesgos y problemas que enfrenta la empresa, e igual de importante, y muchas veces minimizado, cuáles son sus ventajas y fortalezas.

¿Hacia dónde quiero llegar? Establecer metas claras y tangibles que permitan a todas las áreas de la empresa caminar en la misma dirección.

¿A dónde puedo llegar? Aterrizar los deseos para eliminar planes improcedentes (aunque estén de moda) y descubrir nuevas áreas de oportunidad, quizá nunca imaginadas

¿Qué tengo que hacer? Guiar la implementación de cambios operativos, informáticos, estrategias de mercadotecnia, y capacitación.

¿Cómo voy a evolucionar? Establecer sistemas de retroalimentación que permitan ajustar los programas y objetivos de la empresa a los cambios internos o del entorno.

La próxima semana continuaremos con más ideas y consejos, para decidir si buscar la asesoría de un consultor de negocios.

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