Cómo disfrutar de la vida social sin romper la dieta

Estar a dieta no significa dejar a un lado la vida social, la cual es un aspecto muy positivo para nuestra salud
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Estar a dieta no significa dejar a un lado la vida social, la cual es un aspecto muy positivo para nuestra salud. Foto: Flickr CC
Estar a dieta no significa dejar a un lado la vida social, la cual es un aspecto muy positivo para nuestra salud. Foto: Flickr CC

CIUDAD DE MÉXICO.- El verano nos anima a salir de casa. Terrazas, piscinas, encuentros con amigos en torno a la gastronomía… Sin duda, es una época que pone en peligro la dieta.

Sin embargo, no todo está perdido. Descubre cómo disfrutar sin perder el control.

En verano todos tenemos más vida social y quien siga un régimen de adelgazamiento tiene que asumir que va a ser más lento, que debe estar más pendiente y hacer más esfuerzo… pero sin agobiarnos”, explica Roberto Cabo, nutricionista por la Universidad Alfonso X el Sabio y experto en nutrición, dietética y dietoterapia por la Universidad de Navarra y licenciado en Farmacia por la Universidad de Salamanca.

El calor nos desanima a cocinar, aunque también es cierto que podemos elegir alimentos más ligeros y refrescantes y menos energéticos, también se produce un cierto “desorden” en nuestra planificación diaria.

Este desorden se debe a que hay más vida de puertas para fuera, hay más jaleo social que nos puede hacer sumar calorías casi sin darnos cuenta”, señala Cabo, creador del método Alea basado en la dieta mediterránea y en enseñar hábitos de alimentación y de vida en cualquier circunstancia personal y social y fundador de la Clínica Alea de Salamanca.

Estar a dieta no significa dejar a un lado la vida social, un aspecto muy positivo para la salud. Por esa razón es necesario normalizar la idea de comer fuera de casa. “Ni angustiarnos porque nos saltamos el régimen, ni lo contrario, comer sin control “, apunta el especialista, quien aconseja disfrutar de la comida y de la compañía pero “eligiendo las opciones más saludables y menos calóricas”.

 

Toma al toro por los cuernos

Por trabajo o por disfrute muchas son las situaciones que nos obligan o nos animan a comer fuera de casa. Y si en casa estamos siguiendo un régimen de adelgazamiento hay que procurar llevarlo a cabo también si vamos a un restaurante.

"Comer fuera no siempre es sinónimo de comer mal”, afirma el experto que propone seguir estas pautas:

Moderación. Las comidas fuera de casa tienden a ser más grasas y por tanto más calóricas. Por eso hay que moderar las raciones, comer menos cantidad que la que establece la dieta.

Elegir bien. En un restaurante podemos elegir distintas opciones pero y no equivocarnos si primero tomamos una ensalada simple (verduras y hortalizas nada más) con media cucharada de aderezo. Aunque si contiene ingredientes como queso, huevo u otra proteína, con eso puede ser suficiente.

De segundo plato podemos escoger carnes o pescados que no sean muy grasos y advertir que lo cocinen a la plancha con muy poco aceite y descartando el acompañamiento de salsas y papas fritas.

Mastica y come despacio. Masticar despacio ayuda a comer menos. Hay que ser consciente de lo que se come y no aprovechar para engullir.

Mejor que los demás no sepan que estamos a dieta. Nos puede llegar a agobiar tanto por si nos animan a comer los manjares prohibidos, como si nos sentimos controlados. Si pasamos desapercibidos podemos controlar el menú sin presiones.

Comer antes. Si salimos a comer o cenar, hacer las tomas de media mañana o de la merienda algo más tarde de lo habitual con la intención de llegar al restaurante con la glucosa más alta y por tanto con menos sensación de hambre, lo que ayudará a ser moderado.

Compensar. Puedes hacerlo con una cena o comida ligera y saludable si hemos estado de restaurante en restaurante. Pero compensar no significa eliminar la toma siguiente. “Si comemos fuera y luego no cenamos puede generarse una situación de ansiedad al día siguiente. Alargar el ayuno nocturno más allá de la media de 8 horas de sueño no es recomendable”, apunta el especialista.

Intentar evitar el pan. El pan es un hidrato de carbono que no debe faltar en la dieta diaria, aunque sea de adelgazamiento. Sin embargo, cuando comamos fuera de casa podemos prescindir de él ya que de por sí vamos a ingerir más calorías de lo normal.

Evitar el alcohol. Solo aporta calorías vacías, sin ningún nutriente. Comer fuera sin alcohol ayuda a controlar el aporte calórico.

Evitar los postres. Y sustituirlos por fruta, yogur, café con leche desnatada o jugo de naranja. “Aunque también el helado que no abuse de azucares y desnatado puede ser una buena opción de vez en cuando”, apunta el nutricionista. En su opinión, si acudimos a una celebración no tenemos por qué evitar, por ejemplo, el trozo de tarta, pero sí comer una ración mucho más pequeña que la del resto.

Cuando hacemos una dieta equilibrada en hidratos de carbono, grasas y proteínas, combinada con ejercicio y con las calorías ajustadas para perder peso, en realidad se trata de implantar una serie de hábitos saludables en nuestro estilo de vida. Y la vida social forma parte de la vida, así que disfruta de ella pero con moderación y control.

*livm

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