Ángel Verdugo

Economía sin lágrimas

Ángel Verdugo

4 Ago, 2015

¿Cómo enfrentaremos las tres fechas fatídicas que vienen?

Si julio fue de pesadilla, agosto y septiembre lo serán más. La razón, tres fechas fatídicas que a la fecha, no hay señales claras de cómo serán enfrentadas o al menos, explicadas con objetividad. Ayer, Luis Enrique Mercado hizo un excelente resumen aquí en Excélsior; vale la pena leerla: Las angustias de Agustín Carstens. Aquí la encuentra: http://www.dineroenimagen.com/2015-08-03/59461.

Agosto y septiembre, contienen tres días críticos para el presidente Peña. El primero, este 20 de agosto, el Inegi dará a conocer el documento acerca del comportamiento del PIB durante el segundo trimestre del año en curso. El segundo, 1 de septiembre, Día del Informe pero, como es costumbre ya, será día sin Informe pero con Informe.  Aquél, lo intentamos reemplazar con una ceremonia autocomplaciente, sin éxito por lo demás, la cual, ni de lejos, es la respuesta adecuada  y congruente con los tiempos que corren, desde 1 de septiembre de 1997.

La tercera fecha, este 8 de septiembre, es la más crítica de las tres. Lo es, simple y sencillamente por lo que se espera plantee Hacienda y el gobierno en su conjunto, acerca de la visión que se han forjado de lo que nos espera en el futuro inmediato y mediato. La entrega al Congreso del Paquete Económico, si bien cada año genera expectativas en un país donde la adivinación es ciencia exacta, el hoy muy esperado Criterios Generales de Política Económica atrae casi toda la atención.

¿Qué contendrá? ¿Una buena dosis de realismo o, como ya muchos apuntan,  dosis altas de triunfalismo, y de una visión casi idílica de lo que Hacienda ve para los próximos 24 o 36 meses?

No pocos apuestan ya, a mucho más de lo mismo; se basan para apostar, en la exhibición del triunfalismo sin fundamento y a todas luces exagerado que nos ofreció en días pasados, el actual Jefe de la Unidad de Planeación de la SHCP. Si bien el doctor Revilla no era un mensajero de desastres, era al menos un  poco más mesurado que su reemplazo. Esta cualidad suya explica, quizás, por qué presentó su renuncia la cual, por supuesto, fue de inmediato aceptada.

En pocas ocasiones como ahora, la realidad que enfrenta el país exige, de quienes se supone gobiernan, objetividad, mesura pero sobre todo, hablar con la verdad de lo que estamos enfrentando, y de las perspectivas que han elaborado para el segundo trienio de este gobierno. ¿Acaso la decisión tomada ya, será continuar con un triunfalismo ramplón, carente de todo sustento? ¿Ésa es la línea que seguirá el Presidente? ¿Tan alejado y desconectado de la realidad está?

Los agentes económicos privados esperan, quizás infructuosamente, medidas que apuntarían hacia una ruta —por incompleta y limitada que pudiere ser—, que nos llevaría a dejar este estancamiento ya peligroso el cual, sin duda, amenaza la estabilidad política y en un descuido, también la económica.

La complejidad que cada día aumenta en el mundo, tal parece que aquí ni el eco de las noticias nos llega. En los días que corren, más que en los tiempos durante los cuales padecimos el modelo de economía cerrada, el cual nos aisló del mundo y sus avances, ese rechazo a lo de fuera volvió por sus fueros.

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