Adina Chelminsky

Aprendiz de brujo

Adina Chelminsky

14 Ago, 2015

Tu propio Alphabet

Esta semana los wunder-kids que fundaron Google, Larry Page y Sergey Brin, anunciaron un movimiento administrativo más propio de la conservadora Omaha (casa de Warren Buffett) que de  la selva de Silicon Valley.

En una carta a sus empleados y al mercado (que puedes leer aquí: http://googleblog.blogspot.mx/2015/08/google-alphabet.html) marcaron la creación de Alphabet, una empresa holding (contenedora) que agrupara a las diferentes empresas del grupo.

¿Qué, qué, qué..?, ¿cómo funciona esto? Hasta hoy la empresa Google, esa que creó el buscador, administraba y dirigía el resto de las empresas del grupo, desde empresas muy ligadas a la función del buscador (Android, Chrome, YouTube) hasta compañías de investigación médica de vanguardia.

Esto cambia radicalmente. A partir de hoy, Google sólo se encargará de la administración y desarrollo del buscador; el resto de las empresas se separarán y serán dirigidas y supervisadas de manera completamente independiente. Todas reportando y rindiendo cuentas a esta administradora alfabética.

Este movimiento indudablemente tiene razones financieras (para que la acción de Google no se vea afectada por otros negocios mucho más volátiles y riesgosos) y también por razones administrativas. Conforme el gigante crece se tienen que separar las partes para poder mantener la agilidad y frescura que caracterizaron a la empresa desde el inicio.

Aunque es cierto que ninguno de nosotros dirige una empresa como Google (primero dios… toco madera algún día… de mi pluma a los oídos de dios) es un hecho que todos podemos aprender de las razones de esta escisión para administrar o recapacitar sobre la administración de nuestros propios negocios.

1.- Hay que mantener el foco. Sí puede ser que nuestra empresa no tenga decenas o centenas de productos, pero cada uno de ellos, y cada departamento y cada meta, aun cuando sean simultáneos, merecen atención individual. En los negocios pueden existir prioridades, pero no se debe perder el énfasis en las áreas que hoy no se consideran prioritarias, ya que pueden ser un apoyo invaluable a las que sí lo son o pueden convertirse en el motor de crecimiento y prioridad en el futuro.

2.- No hay todólogos. Diferentes productos/problemas/departamentos/metas requieren diferentes personas que estén a cargo. El que una persona sea la idónea para comandar una labor no quiere decir que sea la adecuada para otra. El pretender que una persona haga “de todo” no sólo quema las habilidades de la persona y la condena al fracaso o a la mediocridad, sino que también frena y afecta el funcionamiento de toda la empresa en general.

3.- Hay que saber alocar los recursos. Incluso Google, que es una de las empresas con más efectivo del universo (sí, y en esta aseveración incluyo a los planetas del espacio exterior), sabe que hay que usar el dinero (el tiempo y el trabajo) con inteligencia. No se trata de gastar por gastar, se trata de gastar en las áreas en donde el dinero va a rendir más fruto. Uno de los principales objetivos de Alphabet, expresado por Page y Brin, es poder repartir los recursos que tiene Google de la manera más sana e inteligente posible.

Esto es aun más importante en los negocios comunes y silvestres, en donde por regla general los recursos son limitados y las necesidades ilimitadas.

4.- Las economías de escala tienen rendimientos marginales decrecientes (qué les parece mi lenguaje económico… desquitando seis años de carrera). Una de las enormes ventajas de los start ups o nuevas empresas es la agilidad que existe para tomar decisiones y hacer cambios. En un principio esta agilidad se ve fortalecida por (y fortalece a) el crecimiento. Pero llega un momento en que el tamaño empieza a entorpecer la agilidad. Disminuyendo la capacidad de respuesta, la calidad, el nivel de servicio… Es en este momento en cuando se tienen que tomar medidas para poder mantener el espíritu joven y separar labores, departamentos…

5.- Sobre todo en lo que se refiere a transparencia y supervisión. Las áreas de la empresa deben de mantenerse de tal tamaño del que pueda existir un adecuado control de todo lo que pasas. Para evitar malos manejos intencionales o por inercia.

6.-Tienes que mantener contentos a tus inversionistas. Por más que la meta final de la empresa no tenga que ver con números, siempre tiene que ver con números. El director de una empresa siempre tiene que tener como prioridad la felicidad y el rendimiento de las personas que invierten para financiar el negocio. Hacer los cambios que se requieren para dar certidumbre y resultados a los inversionistas puede parecer capitalista y frío, pero es la manera más adecuada de comandar un negocio.

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