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CIUDAD DE MÉXICO.- Los investigadores han descubierto que hay razones científicas reales que pueden explicar por qué hay personas que solo soportan una corta lista de alimentos.
La psicóloga en alimentos del Monell Química Sense Center en Filadelfia, Marcia Pelchat señala en el sitio menshealth.com que ser tan quisquillosos con la comida o ‘selectivo’, al igual que muchos otros comportamientos, parece ser el resultado de una compleja interacción entre los genes y el medio ambiente.
La genética indica que las variantes de un gen asociado con el gusto, llamado TAS2R38, determina la fuerza con que sentimos los sabores amargos, como el café o la col rizada. Si los niños o adultos perciben por ejemplo que el brócoli es increíblemente amargo, entonces huirán de este alimento.
De modo que la inclinación por la comida con sabores más suaves pudo haber sido transmitida por tus antepasados, pero había una buena razón para ello: Evolutivamente hablando, las papilas gustativas pudieron haber salvado la vida a muchas personas y en muchas ocasiones, seguramente si encontraban algo muy amargo no lo comieron, sabían, por experiencia, que era venenoso y podría matarlos. Pero ya no estamos en la época de las cavernas.
Los papás también pueden ser responsables por el rechazo a esos sabores fuertes o amargos, ellos mismos pudieron ser melindrosos y no ‘expusieron’ a sus niños a esos alimentos y prefirieron atender sus demandas infantiles que pedían pizza o pasta.
El peligro de no comer en forma variada, de ser melindroso es que se caiga en sobrepeso, obesidad y más enfermedades, ya que esos adultos caprichosos prefieren comidas altas en grasa y azúcar. También se privan de consumir una gran variedad de vitaminas y minerales que los librarían de contraer múltiples padecimientos.
No todo tiene que ver con la genética, hay veces en que es más una peculiaridad de la personalidad, hay trastornos alimenticios que son de ingesta evitativa restrictiva, y se refieren más a un trastorno mental. Pero, estar ahí es un extremo que requiere atención médica especializada, y no es el caso de la mayoría de la gente.
La psicóloga Nancy Zucker que estudia el comer melindroso en la Universidad de Duke, dice que si realmente estas motivado para ampliar tu dieta y dejar de ser ese melindroso que ya no es muy bien visto en las comidas familiares o en los restaurantes puedes empezar haciendo una lista de los alimentos que te gustan y sus cualidades sensoriales, debes ser objetivo y descriptivo.
En seguida debes hacer otra lista, ahora de alimentos que no comes pero que tienen cualidades similares a las que sí comes.
Por último, debes comprometerte todos los días a integrar algo de tu lista de lo que no comes a la de sí como. Toma por lo menos tres bocados y describe el sabor en voz alta, toma nota de las cualidades específicas, el gusto, textura, apariencia y olor, por ejemplo, describir si te gusta, disgusta, o se siente neutral.
El objetivo es experimentar la comida, no se trata de hacer un juicio apresurado sobre si te gusta.
‘Es un proceso lento, pero si te comprometes a intentar algo nuevo cada día, el esfuerzo valdrá la pena’.
Incluso si no eres un fan de un plato, inténtalo de nuevo en unas semanas. Tus papilas gustativas pueden necesitará 20 intentos para acostumbrarse a este tipo de nuevos sabores.
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