Víctor Beltri

Víctor Beltri

27 Ago, 2015

Innovación: el reto de las universidades

Hace 20 años pocas personas hubieran imaginado que, el día de hoy, prácticamente todo el mundo llevaría un teléfono en el bolsillo. Y no sólo eso, sino que también traería el mapa detallado de cualquier lugar, toda su música, todos sus libros, la enciclopedia más completa jamás escrita. Una cámara fotográfica que no utilizara rollos de película, las cintas de estreno que todavía están en cartelera. Ha nacido no una, sino varias industrias que en poco tiempo han sabido crear un mercado que antes no existía; por otro lado, también han sido muchas las industrias que han desaparecido por no saber adaptarse a las necesidades de un mercado que había evolucionado en sus narices, sin que se dieran cuenta.

Hoy es claro que todo está cambiando: la tecnología está transformando el mundo, y hemos entrado en un torbellino cuyos resultados son inciertos. La capacidad de compartir información indiscriminadamente trae aparejadas las desviaciones propias de la libertad absoluta, y los crímenes son cada vez más sofisticados ante una regulación que no puede correr con la misma velocidad. Lo mismo ocurre con el cambio de paradigma, en que el producto pierde primacía ante la importancia de diseñar modelos de negocio acordes a las necesidades actuales, y en las que mercado, producción y proveeduría suelen estar fragmentados geográficamente.

Los consumidores son cada vez más educados, con lo que las curvas de maduración de los mercados son, a su vez, más elásticas. La promoción fluye por canales que requieren estrategias emergentes, los competidores se conocen hasta el menor detalle y combaten hasta el último centavo. La información se ha convertido en el activo más relevante, y los esfuerzos para protegerla adquieren dimensiones astronómicas. Todo puede medirse, todo puede controlarse, todo puede ser llevado hasta los límites de la eficiencia.

Es evidente que, en un escenario como el actual, sólo podrán competir con éxito aquellos profesionistas que estén preparados, y con las herramientas adecuadas. Herramientas que deberían estar adquiriendo en las universidades, en donde tendrían que aprender no sólo a competir en las circunstancias actuales sino en cualquiera que sea el escenario que el —cada vez más incierto— futuro les plantee.

¿Qué tipo de profesionales están formando nuestras universidades? Hoy la pregunta suena más pertinente que nunca: sería ilógico seguir preparando gente que esté lista para competir en un esquema que está caducado o que perderá vigencia en poco tiempo. Las universidades deberían estar enfocadas a desarrollar en los estudiantes no sólo las capacidades tradicionales de análisis, sino sobre todo aquellas que les asegurarán ser competitivos en el futuro.

Es un lugar común decir que no se pueden esperar resultados distintos si se continúan haciendo las cosas de la misma forma. Pero es, también, completamente cierto: es urgente que las universidades cambien el enfoque de su propuesta educativa. Los profesionistas que tenemos no nos alcanzan para el país que soñamos, y jamás tendremos el país que soñamos sin los profesionistas que lo construyan: innovación y ética deberían de ser las prioridades de cualquier universidad comprometida con el futuro de la nación.

La universidad del futuro —y la del presente— debe apoyarse en la innovación. Innovación no como el sabor de la temporada, sino como un esfuerzo real, transversal, que permita a los estudiantes comprender los problemas de manera correcta y plantear soluciones adecuadas utilizando las herramientas a su alcance. La innovación ha pasado de ser un lujo a ser necesaria y, en el caso de las universidades, una cuestión de responsabilidad con la sociedad entera.

*vbeltri@duxdiligens.com

@vbeltri

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