Luis Enrique Mercado

Perspectivas

Luis Enrique Mercado

31 Ago, 2015

La inflación no tarda en despertar

No pasarán muchos días antes de que los precios de bienes y servicios empiecen a subir como resultado de la depreciación del peso.

Hasta ahora, el promedio general de precios no ha reflejado la caída del peso mexicano.

El Índice Nacional de Precios al Consumidor calculado por el Inegi creció apenas 2.74%, entre julio de 2014 y el mismo mes de este año. Es decir, la menor inflación de los últimos 50 años.

Pero esta “luna de miel” inflacionaria acabará en cualquier momento, en especial porque antes se pensaba que la depreciación del peso sería un fenómeno temporal.

Sin embargo, a estas alturas lo más probable es que la caída del peso se mantenga por algunos meses más y ya nadie espera que nuestra moneda regrese a los 13 o 14 pesos por dólar.

Los dos últimos años la demanda interna mostró una enorme debilidad, pero paulatinamente se ha recuperado. Hoy muestra crecimientos cercanos al uno por ciento mes a mes y un aumento de 3.8% anualizado, que es mucho mayor al crecimiento promedio de la economía.

Los ajustes de precios internos se habían detenido también, debido a que muchos insumos internacionales han bajado de precio y eso compensó los efectos de la depreciación.

Por ejemplo, los precios internacionales del cobre han bajado casi 23%, los del plomo más de 10% y los de la plata 9 por ciento.

Pero en la medida que la depreciación del peso aumenta, llegamos ya a 27%, de mayo de 2015 a agosto de este año, y de-saparece la ventaja de la baja en los precios internacionales.

Y lo más seguro es que el peso siga depreciándose. Hasta ahora, la baja se debe a la amenaza del aumento en la tasa de interés de Estados Unidos y a la turbulencia causada por los desórdenes financieros chinos.

Pero cuando el aumento de la tasa se concrete, sin duda, aumentará la presión sobre el peso mexicano.

Desde la crisis de 1994, cuando se decidió que el factor de ajuste fuera el tipo de cambio, los resultados han sido favorables porque las presiones económicas se han resuelto por la vía cambiaria sin efectos en los precios internos.

Sin embargo, una depreciación del 27%, hasta ahora, es difícil de absorber por la cadena productiva y por eso es inevitable que los precios internos se muevan, como de hecho ya ha sucedido en bienes de lujo, que tienen poco impacto en la inflación en general.

El Banco de México ha mantenido una acertada política monetaria que ha propiciado que la inflación se mantenga bajo control. Pero no hay mecanismos que eviten que la depreciación del peso no se refleje en la tasa de inflación.

Esto indica que las presiones sobre el gobierno aumentarán, porque si ya se le culpa de la depreciación del peso, ahora se le culpará por el aumento en los precios.

Es decir, tenemos una moneda debilitada frente al dólar y aumentos de precios. No obstante, la realidad es que el gobierno no es el culpable de la depreciación, ni del aumento de la inflación.

Hasta el próximo lunes con nuevas…Perspectivas.

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