David Páramo

Análisis superior

David Páramo

4 Sep, 2015

¿Cuál es la diferencia?

Si se hace una comparación entre Brasil y México puede comprenderse, de una manera bastante clara, cuál es la diferencia entre un país que sigue políticas populistas, que logran pequeños resultados en el corto plazo, y un país que opta por políticas económicas correctas.

Ambas naciones son las dos grandes economías de América Latina. Compiten permanentemente por la atracción de capitales en sectores como el automotriz, bancario o de telecomunicaciones.

Ambos países dependen de la producción de materias primas y tienen una composición similar. Regiones que son de primer mundo y otras que están sumamente atrasadas.

Los gobiernos populistas de Brasil aprovecharon la bonanza de finales del siglo pasado y principios de este para hacer actos de relumbrón. Supuestos programas para revertir la pobreza, pero que eran realmente asistencialistas y equivocados. Una corrupción galopante que les llevó no sólo a hacer eventos deportivos demasiado costosos, sino que también resultan inútiles. Uno de los estadios que construyeron para el Mundial de Futbol no se usa porque no hay equipos.

En México, tras años de desastres económicos, a partir de 1995, se han tomado una larga serie de medidas económicas correctas que, básicamente, consisten en no gastar más de lo que se tiene; no mantener la disciplina financiera e ir haciendo cambios estructurales que tienen como principal objetivo fortalecer la competitividad de la economía mexicana.

En México se han tomado las medidas que son correctas, las cuales no son populares para quienes esperan cambios mágicos, que las cosas se modifiquen por el simple deseo de un líder populista.

Si México es el país que mejor ha sorteado esta etapa de volatilidad en toda América es porque se han tomado 20 años de decisiones acertadas. Eso es lo que debe saberse.

¿Y LA CRISIS?

Es necesario que los políticos y, en particular, los líderes de iniciativa privada comiencen a disculparse ante la sociedad por las mentiras que han propalado, una y otra, vez sobre el supuesto freno de la economía o la crisis que viene derivada del tipo de cambio.

Las comparaciones económicas, con la recesión de Brasil o de Canadá, deberían ser suficientes o que México tiene la inflación más baja desde que comenzó a medirse hace 45 años; sin embargo, prácticamente todos los días se aportan datos que confirman la salud de la economía mexicana.

Inegi, por ejemplo, informó ayer que la Inversión Fija Bruta había crecido a una tasa de 7.6% real anual, lo que no sólo es el décimo quinto crecimiento consecutivo sino que es el mayor para un junio desde 2011. En términos mensuales avanzó 2.9%, lo que significa el mayor avance de los últimos tres meses.

Huelga decir que si crece la inversión significa que hay confianza de las empresas en aumentar su producción, pero no se trata de un acto de fe, sino de la conciencia de que está creciendo la demanda de productos y, por lo tanto, debe aumentar la producción de las compañías. Si esto sucede quiere decir que están creciendo el empleo y la demanda, lo que significa un ciclo económico positivo.

La próxima vez que vea a Rodrigo Alpízar y/o a Manuel Herrera, presidentes de Canacintra y Concamin, pregúnteles dónde está la crisis que anunciaron o el aumento de impuestos que temieron. Estos dos hombres representan una vergüenza para la iniciativa privada.

DESINFLADO

Hace unas semanas, una agencia de noticias, que durante los últimos días ha sido parte de voladas y otros errores periodísticos, trató de convertir en un tema de la agenda nacional la ratificación o no de Agustín Carstens como gobernador de Banco de México, toda vez que su periodo termina el último día de este año.

En algún viaje internacional le preguntaron al Presidente de la República si ratificaría al gobernador de Banco de México, a lo que Enrique Peña Nieto respondió que llegado el momento se tomaría la decisión. A partir de ahí trataron de crear una serie de especulaciones.

Sin embargo, después del mensaje de este miércoles por parte del Jefe del Ejecutivo, donde se refirió a la labor de la junta de gobierno de Banco de México y, en particular, de su presidente, queda totalmente claro que en Los Pinos no sólo hay reconocimiento por el trabajo, sino que saben que no tienen que arreglar algo que no está descompuesto.

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