Adina Chelminsky

Aprendiz de brujo

Adina Chelminsky

4 Sep, 2015

La sensibilidad como estrategia de éxito (Parte I)

…Y, sobre todo, he sido un ser sensible, un animal pensante en este hermoso planeta, y eso, por sí solo, ha sido un enorme privilegio y una aventura.

-Oliver Sacks, 2015

 

Hace pocos días falleció uno de los neurólogos más famosos y reconocidos del mundo, el Dr. Oliver Sacks. Mucho se ha escrito sobre él y sobre cuanto su trabajo ha ayudado a comprender la manera en que el cerebro funciona.

En la editorial que escribió para el periódico New York Times al enterarse de que le quedaban pocos meses de vida (enfermo de cáncer terminal) concluye diciendo que uno de los privilegios de su vida (y cómo lo leo yo, una de las claves de su éxito) fue la sensibilidad con la que siempre vio el mundo.

¿Sensibilidad como fuerza? ¡Patrañas!, dirían los que se han educado de lado del dinero y los negocios.... La sensibilidad sólo sirve para hacerte más débil, para que te manipulen, para que no puedas tomar decisiones sin llorar.

La “sabiduría tradicional del éxito” dice que, contundentemente, la fuerza está peleada con la sensibilidad y que los negocios necesitan ser guiados con fuerza y cojones de metal.

Quizá la sabiduría tradicional no es tan sabia y la vida del Dr. Sacks  nos enseñe que la sensibilidad es una fuente de fuerza y de éxito; que la sensibilidad, más allá de ser un defecto empresarial, es una cualidad que los emprendedores debemos  cultivar como arma de ventaja competitiva.

Empecemos por entender qué es la “sensibilidad”. No, no es el llorar viendo películas o cuando la Selección Mexicana mete un gol. Sensibilidad es un nivel de conciencia especial en donde existe la habilidad para percibir, entender y responder a situaciones complejas (léase en donde diferentes fuerzas u opiniones se contraponen). Justo lo que se necesita para sacar un negocio, o cualquier proyecto, adelante. ¿Y cuáles son las ventajas de ser un emprendedor sensible?...

Quien es sensible es un mejor líder… ya que entiende mejor las razones y los contextos de su equipo de trabajo, así como los mensajes y problemas no verbales, y puede encontrar una mejor manera de motivar a cada persona y hacer que, en lo individual y en lo colectivo, se obtengan mejores resultados.

Quien es sensible es un mejor vendedor (no importa si vende productos, servicios o es un promotor de la empresa)... El poder entender a clientes y proveedores, es clave para construir relaciones de largo plazo con ellos y poder atender y solucionar los problemas que, a lo largo del tiempo, se dan con la relación. Quien es sensible es más flexible… lo que permite un mayor campo de acción para resolver problemas sin necesidad de lastimar o romper relaciones, así como adaptarse a los cambios y a nuevas necesidades o realidades.

Quien es sensible es más efectivo… al entender las diferentes perspectivas de la gente involucrada y la complejidad de las consecuencias esperadas puede dar soluciones más contundentes. Quien es sensible es más creativo… La empatía y la apertura de la mente, para dar soluciones diferentes a los mismos problemas, es el canto de guerra de cualquier emprendedor que tiene que hacer magia todos los días con los recursos que tiene en sus manos.

Ahora, la sensibilidad no es un don con el que se nace o no. Es cierto que hay quienes nacen con mayor sensibilidad que otros, pero es un músculo que hasta los más parcos podemos desarrollar y que, de hecho, todos debemos ejercitar. Para saber cómo hacerlo, los espero en esta columna la próxima semana.

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