Guillermo Zamarripa

Guillermo Zamarripa

Guillermo Zamarripa

12 Sep, 2015

Paquete Económico 2016

En cumplimiento de la ley, durante la semana se inició el proceso de aprobación de Ley de Ingresos y del Presupuesto para 2016 con la entrega de la propuesta del Ejecutivo federal. Argumentan que es un planteamiento responsable y que en buena medida responde a la crisis. Si bien en términos generales creo que es un buen planteamiento, hay que ponerlo en contexto.

Empecemos por el pronóstico de crecimiento esperado de 2016. Dan un rango de 2.6 a 3.6%, con un crecimiento medio de 3.1%. Si lo comparamos con los rangos que hoy se tienen para 2015, el crecimiento esperado del año que viene es mayor.

Nuevamente, tenemos un escenario en el que lo que se espera para el siguiente año es mejor. Lo que es muy importante para las expectativas es que en 2016 no tengamos el fenómeno de revisión de estimaciones a
la baja que hemos vivido en 2013, 2014 y 2015.

En la parte de gasto hay una caída nominal de 221 mil millones en el programable y un aumento en el gasto no programable de 128 mil millones. La caída neta en el gasto es de 1.7% nominal. Sin embargo, si ponemos el dato en contexto creo que no es algo malo que baje el gasto.

Llevábamos muchos años con el argumento de que el presupuesto era el mayor de la historia. Mantener esta tendencia no era sostenible. Tenía que llegar el momento en que el gasto se detuviera.

Los datos muestran que en los últimos años se dio un aumento relevante en el gasto público como proporción del PIB. Lo que ha sucedido es que no se ha visto reflejado el gasto en un mayor crecimiento de la economía, por lo que un movimiento inverso en el gasto no debería tener un impacto adverso tan importante.

Ante un escenario de baja en el gasto la discusión que se vuelve relevante es la eficiencia en el ejercicio del gasto. No se aprecia en la propuesta que la manera en la que se gasta vaya a cambiar.

En cuanto al déficit público, se plantea 0.5% del PIB. Pero, hay un extra que se excluye y es la inversión en proyectos de alto impacto social y económico que nos lleva a un balance presupuestario de 3% del PIB.

Lo que se ve es que si hay una reducción en el ritmo del déficit, es decir, está mejorando la disciplina fiscal, pero estamos lejos de la promesa de que ésta sea estricta.

Algo que me pareció muy bueno son algunas de las modificaciones fiscales que buscan incentivar el ahorro y la inversión. Es casi unánime la opinión fuera del gobierno sobre los aspectos negativos de la Reforma Fiscal.

De manera parcial están dando marcha atrás a malas políticas públicas. Un ejemplo es ya no aplicar al límite de las deducciones el ahorro de largo plazo. Si bien este cambio es bueno, quedan otros pendientes.

En resumen, veo un paquete más responsable en la parte fiscal aunque no se llega al escenario de disciplina fiscal estricta que se prometió. La implicación es un mayor endeudamiento por varios puntos del PIB para el 2016. En la parte de crecimiento el escenario es un poco optimista. En materia de gasto es donde quedan más interrogantes de cómo se hizo y su impacto. Una mala señal es que en monto recortaron más el gasto en inversión que el gasto corriente y el costo financiero crece en términos nominales.

*Director general del FUNDEF

guillermo.zamarripa@itam.mx

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