Efecto dominó: Petróleo, China... y biotecnología

En el pasado reciente cada descenso en el sector había sido aprovechado para volver a comprar y saltar más alto. Pero no parece que vaya a ser el caso ahora, y quizás el sector de biotecnología ha entrado en una tendencia a la baja que no se podrá detener.
Economía -
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Efecto dominó: Petróleo, China... y biotecnología

¿La Fed? ¿Los mercados emergentes? ¿Las materias primas? ¿China? Por si faltaba algo, una nueva piedra ha salido en el zapato de los mercados. Es el sector de biotecnología. Esas empresas como Biogen, Amgen, Gilead Sciences o Vertex Pharmaceuticals, grandes laboratorios farmacéuticos que experimentan con la ingeniería genética para obtener microorganismos artificiales, diferentes de las células y organismos que ofrece la naturaleza, para fabricar medicamentos y atacar los tumores y cánceres del hombre. Esas han sido las verdaderas estrellas de este eterno mercado “bull” que, de repente, empieza a atravesar problemas.

Por ejemplo, desde el piso que las Bolsas tocaron el 9 de marzo de 2009,  en plena crisis financiera, hasta el pasado 20 de julio, cuando el índice de biotecnología del Nasdaq tocó su máximo histórico, dicha referencia ha trepado un 585%, mismo ritmo que ha seguido el fondo indexado (ETF, por sus siglas en inglés) que mimetiza el movimiento de dicho índice. Su rendimiento eclipsa las fabulosas ganancias observadas durante ese período en otras referencias bursátiles como todo el índice de Nasdaq (+411%), el S&P 500 (+315%) o el S&P 500 (+276%). Entre las grandes, Biogen se disparó un 825%, Celgene un 558% y Gilead Sciences, la más grande por valor de mercado, un 437%. Pero más de 20 firmas del sector treparon en ese lapso más de un 1,000%, encabezados por ACADIA Pharmaceuticals (+6,124%), Incyte Corp (+5,310%), Regeneron Pharmaceuticals (+4,329%) y Synageva BioPharma (+3,419%).

DESMORONAMIENTO

Hasta hace poco, hasta ese 20 de julio, el sector seguía descollando respecto al resto. En ese día, el índice de biotecnología del Nasdaq arrojaba una subida del 31% en el año, comparado con un 10.2% del Nasdaq o un 3.6% del S&P 500. Pero inesperadamente el sector de biotecnología se unió a la secuencia de activos que de repente, tras un auge y brillo espectacular, se desmorona. La secuencia se ha desplegado de la siguiente manera: primero fue el petróleo y otras materias primas como el cobre, que reventaron en el verano de 2014; luego fueron las divisas y Bolsas de países emergentes, destacando entre los más vapuleados a Brasil, Colombia o Rusia (donde a sus dificultades económicas había que sumar las sanciones impuestas por los países occidentales por su conflicto con Ucrania); después llegó el turno al Shangai Composite, que tras rebasar los 5,000 pts en junio de este año se ha hundido de forma irremisible a niveles cercanos a los 3,000 pts; al Shangai Composite le siguieron las Bolsas europeas, donde la mayoría de ellas están ya en territorio “bear” o bajista (caídas de más de 20% respecto a su reciente máximo). En esa secuencia horrenda, Wall Street es el que mejor ha logrado resistir, pese a que ya está en territorio de corrección (caídas de más de 10% respecto a los récord históricos de mayo).

Sin embargo, dentro de él, el sector de biotecnología ha sido una masacre desde mediados de julio, y es la última víctima de los mercados. En estos algo más de dos meses, el índice de biotecnología del Nasdaq se ha despeñado 27%, por lo que ya es también un mercado “bear”. Además, encadenó recientemente una adversidad de ocho días consecutivos de retrocesos, la peor racha desde la crisis de 2008,  y ha derribado sin contemplaciones todos los soportes que se ponían a su paso. En ese período, de los 143 miembros que componen el índice, sólo lograron salvar la cabeza ocho valores: el resto de acciones se fueron para abajo liderados por Tetraphase Pharmaceutical (-85%). Ahora desean que los niveles de noviembre del año pasado sirvan de piso y sostenga a los mercados.

¿SECTOR RESISTENTE?

El sector, de hecho, ha mostrado una gran resistencia a caer. En el reciente pasado cada descenso ha sido aprovechado para volver a comprar y saltar más alto. Pero no parece que vaya a ser el caso ahora y quizás el sector de biotecnología ha entrado, como el resto de activos que le precedieron en esta debacle, en una tendencia a la baja que no se podrá detener.

Algunos señalan a la candidata demócrata a la presidencia, Hillary Clinton, como culpable de la masacre. A mediados de septiembre, Clinton escribió un tuit en el que afirmaba que era indignante cómo se inflaban los precios de los fármacos en el sector, algo que en caso de llegar a la presidencia, atajaría. En su tuit hacía referencia a un fármaco llamado Daraprim que combate una infección que de un día para otro pasó de costar 13.5 dólares a 750 dólares, lo que dejaba a los pacientes indefensos ante la arbitrariedad de los laboratorios. Su tuit, posiblemente, provocó que las ventas arreciaran.

Sin embargo, la debacle empezó mucho antes, en julio, y su causa de fondo hay que buscarla en una burbuja que hasta la propia Reserva Federal de Estados Unidos (Fed) ha reconocido. Por eso no es de extrañar que sea allí donde se hayan concentrado las ventas ante las actuales dudas de los inversionistas sobre la recuperación de la economía global y ante la amenaza de un alza de tasas por parte de la Fed.

Ese derrumbe ha provocado, igual que sucedió antes con el petróleo, un fuerte encarecimiento de las coberturas de corto plazo. El pasado jueves, el costo de la cobertura por la compra de opciones “puts” (la misma estrategia que sigue el gobierno de México con el petróleo) contra el ETF que replica al índice de biotecnología del Nasdaq, con vencimiento el 2 de octubre con un precio de ejercicio de 292.50, era de sólo un dólar.

Pues bien, el lunes dicho seguro costaba casi 10 dólares. En medio, el índice pasó de 326.22, lo que hacía muy improbable que la opción se ejerciera (la opción estaba “fuera de dinero”) a 290.61 al cierre del martes (la opción estaba “dentro de dinero”) lo que permitiría ejercer la opción al vencimiento y vender el ETF a 292.50, aunque en el mercado cotizara por debajo.

OTRA BURBUJA QUE ESTALLA

El caso es que las detonaciones en aquellos activos que estaban hinchados como resultado de una política monetaria demasiado expansiva empiezan a estallar. La burbuja de las materias primas ya reventó (y fuera la primera que emergió tras la crisis), y también se desinfló la de los países emergentes. La Bolsa de China entró en caída libre a partir de junio y, un mes después, empezó a tronar el sector de biotecnología.

El tercer trimestre será terrible, y eso que ayer hubo un rally en un esfuerzo de los inversionistas por maquillar las cifras trimestrales. China y las materias primas siguen siendo las grandes víctimas. El Shangai Composite se desplomó en el trimestre un 26.5% (en dólares) y el barril de petróleo WTI un 23.7%. Eso pegó a los emergentes: 40,000 millones de dólares salieron de esos países en el tercer trimestre, el peor resultado desde el cuarto de 2008, en plena desbandada de Lehman. El S&P 500, con una caída del 6.9% tuvo el peor trimestre desde el tercer de 2011 (-14.3%).

Pero el sector de biotecnología se desfondó un 18%.  Veremos si estas detonaciones están controladas y las autoridades son capaces de controlarlas y desinflarlas sin crear grandes desmanes, o si nos pasa como en el 2008, que cuando quisimos darnos cuenta, ya ardía todo.

* Director de llamadinero.com

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