¿Por qué Bloomberg no quiere postularse a la presidencia de EU?

Bloomberg les ha dicho a sus amigos que si en marzo, los principales candidatos estuvieran en problemas, entonces reconsideraría su posición
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Michael Bloomberg administró la ciudad de Nueva York durante doce años en calidad de alcalde. Foto Archivo
Michael Bloomberg administró la ciudad de Nueva York durante doce años en calidad de alcalde. Foto Archivo

Desde hace varios meses, Michael R. Bloomberg ha estado esquivando una y otra vez la misma llamada de sus amigos de Wall Street: ¿Por qué no se presenta como candidato a la presidencia?

Bill Ackman, el multimillonario inversionista en fondos de cobertura que siempre ha apoyado a los  candidatos demócratas, acorraló a Bloomberg hace unas semanas en su casa del Upper East Side y lo instó a postularse.

Hace semanas, Ackman declaró públicamente, en el foro de una conferencia Bloomberg sobre mercados, que “él tiene todo lo bueno de Trump sin lo malo de Trump”. Y agregó: “Yo haría todo lo que estuviera en mi poder para que eligieran a este tipo.” Sobre el costo de la campaña, él precisó en broma: “Son los dividendos de solo un trimestre.”

Los tambores sonaron más fuerte a fines de septiembre, cuando Ian Bremmer, presidente del Grupo Eurasia, destacada firma de consultoría política, lanzó este comentario en Twitter: “Palabras de los que saben: Mike Bloomberg ahora está considerando seriamente su postulación independiente.”

Pero no necesariamente es así, como lo evidencia la respuesta que da Bloomberg a la mayoría de sus amigos: “Eso no va suceder”, reitera, según uno de sus amigos cercanos.

El renovado interés de los plutócratas en que Bloomberg se postule a la presidencia es la confluencia de varios factores, de acuerdo con conversaciones con algunos de los nombres importantes del mundo empresarial neoyorquino. Uno es la ansiedad entre algunos demócratas de que Hillary Clinton se vea obligada a desplazarse demasiado a la izquierda en cuestiones relacionadas con los negocios, las regulaciones y los impuestos. A algunos votantes republicanos empresariales les preocupa que Jeb Bush, su candidato preferido, esté perdido en medio de la atención volcada sobre Donald Trump y que batalle para recuperar el respaldo necesario para ganar.

Prácticamente todos los ejecutivos de empresas se quejan de que ninguno de los candidatos tiene la experiencia en administrar y ampliar organizaciones grandes como la que adquirió Bloomberg al construir su imperio de información y medios financieros, Bloomberg, L.P., y administrar la ciudad de Nueva York durante doce años en calidad de alcalde.

Incluso Rupert Murdoch, que se ha enfrentado a Bloomberg en el curso de los años, comentó en Twitter: “Ahora que Trump se ha convertido en un candidato muy serio, es hora de que salte al ruedo el próximo candidato millonario, Mike Bloomberg. El mejor alcalde.”

Por supuesto, este juego de salón, popular entre la élite adinerada de Manhattan, puede ser un eco que no tenga resonancias en el resto del país. Y el interés de Wall Street en Bloomberg podría ser más bien un lastre para su candidatura.

De todos modos, ha sido la firme posición de Trump en el primer lugar de las encuestas lo que los ha convencido de que existe un camino hacia la presidencia para Bloomberg. La sabiduría popular antes de la campaña de Trump era que un multimillonario jamás sería electo. Dado el éxito de Trump, los amigos de Bloomberg le están diciendo que debería revisar su postura.

Directores de banco, jefes de títulos privados y administradores de fondos de cobertura con los que he hablado también le han implorado que se postule. Pero todos, salvo Ackman, se niegan a hacerlo en público, como para no irritar a los otros candidatos.

“Se pensaba que un multimillonario no podía postularse a la presidencia”, me dijo Ackman en una entrevista el lunes. “Trump les quitó esa noción de la cabeza a todos.”

Es posible.

Pero Bloomberg, de 73 años, ha expresado su escepticismo de que “un multimillonario bajito, judío y divorciado” pueda ser electo presidente. Y ha repetido en numerosas ocasiones, a cualquiera que desee escucharlo, por qué piensa que sería tan difícil ganar. Y a diferencia de los demás candidatos, Bloomberg no quiere postularse a menos de que pueda ganar.

Según sus amigos, Bloomberg siempre ha dicho que no podría postularse como republicano, dadas sus opiniones en cuestión de control de armas y calentamiento global. Y está convencido de que no puede postularse como demócrata dadas sus profundas conexiones con Wall Street, su riqueza y sus políticas de “detener y cachear” cuando fue alcalde, que irritaron a los grupos defensores de las libertades civiles. (Él siempre fue demócrata registrado pero se cambió de partido al postularse a la alcaldía.)

Eso le deja el camino de candidato independiente. Él fácilmente podría financiar su campaña por sí mismo. También le sería fácil registrarse en las boletas de los 50 estados y los sondeos privados realizados hace unos años apuntan a que podría ganar la pluralidad del voto popular, según personas allegadas a él. Pero si no recibiera la mayoría de los votos del Colegio Electoral, entonces estaría a merced de la Cámara de Representantes para que votara por la presidencia.

Ahí es donde él perdería, les ha dicho a sus amigos, pues los legisladores votarían siguiendo la consigna de su partido.

“Estoy cien por ciento convencido de que en este país no se puede ganar la elección más que como candidato de uno de los dos partidos principales”, declaró Bloomberg a la revista New York en 2013, al término de su mandato como alcalde. “La segunda cosa de la que estoy convencido es que yo no pasaría del proceso de las elecciones primarias en ninguno de los dos partidos.” Y agregó: “Y, por cierto, creo que tengo un trabajo mejor que el del presidente. Él tiene a un Congreso muy difícil y está alejado de las cuestiones cotidianas. Mi trabajo son precisamente las cuestiones cotidianas. Eso es para lo que yo soy bueno; o al menos, para lo que pienso que soy bueno.”

Bloomberg no quiso hacer comentarios para esta columna.

Sus amigos dicen que, si bien le pone reparos a la posibilidad de postularse, le gusta dejar abierta la puerta aunque sea solo una pequeña rendija. “No es algo que tenga cero probabilidades”, dice uno de sus amigos, que calcula la posibilidad en 5 por ciento. Bloomberg les ha dicho a sus amigos que si en marzo, cuando vence el plazo para que un candidato independiente declare su postulación, los principales candidatos estuvieran en problemas en su opinión, entonces reconsideraría su posición. Pero solo si pudiera ganar. 

*bb

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