La Fed, el PIB, la inflación y el empleo, ¿ahora sí?

Pasado el susto del verano, con los mercados de nuevo en buena forma, la Reserva Federal volvió a la carga en la reunión de la semana pasada, reafirmando su pretensión de subir las tasas en su decisión de mediados de diciembre, la última oportunidad que tiene este año.
Economía -

CIUDAD DE MÉXICO.-La Reserva Federal de Estados Unidos (Fed) no quiere quedar mal de cara a todo el mundo. Allí están los sabios, los grandes y venerables economistas formados en las mejores universidades, pertrechados con todo un arsenal de datos y un ejército de especialistas para descifrar hacia dónde va la economía. Basados en sus más fidedignos augurios sobre el crecimiento económico, el empleo y la inflación, su gran mayoría ha deletreado al mercado que antes de que acabe el año aumentarían las tasas. Apenas en la reunión de la Fed de septiembre, 13 de los 17 altos funcionarios allí congregados todavía mantenían ese pronóstico, incluyendo la propia presidenta de la Fed, Janet Yellen.

Los vaticinios de que la primera alza ocurriría en dicha reunión de septiembre se vinieron abajo a última hora, debido a los acontecimientos internacionales y a las turbulencias en los mercados globales. Sin embargo, durante el mes de octubre, la situación se ha enderezado gracias, en gran medida, a las intervenciones de los banqueros centrales. Por un lado, la Fed no subió tasas. Y por el otro, China sí redujo la tasa de referencia, el Banco de Suecia amplió su programa de compra de activos, y el Banco de Japón y el BCE podrían hacerlo antes de que acabe el año.

Así, las bolsas mundiales regresaron en octubre con ganancias espectaculares. El Dow Jones se disparó 8.5%, la mayor ganancia para un mes en cuatro años; el Stoxx Europe 600 8.0%, su mejor mes desde julio de 2009; y el Nikkei trepó 9.7%, su mayor avance desde abril de 2013. 

Indicios

De modo que pasado el susto del verano, con los mercados de nuevo en buena forma, la Fed volvió a la carga en la reunión de la semana pasada reafirmando su pretensión de subir las tasas en la reunión de mediados de diciembre, la última oportunidad que tiene este año. En su comunicado dejó caer tres claros indicios sobre su deseo.

En primer lugar, retiró toda la oración que detuvo el alza de tasas en septiembre, esa que afirmaba que “los recientes acontecimientos económicos y financieros globales pueden restringir algo la actividad económica y es probable que pongan más presión a la baja sobre la inflación en el corto plazo”. Salvado ese escollo internacional, la Fed puede considerar que la economía estadunidense está de nuevo lista para digerir un alza de tasas, el cual puede suceder en cualquier momento.

En segundo lugar, a la hora de considerar la idoneidad de un incremento de tasas, ya no se refirió a un momento indeterminado del futuro, sino que explícitamente mencionó “la próxima reunión”, una modificación sustancial en el comunicado que refuerza su postura de un posible aumento en diciembre. 

En tercer lugar, se mostró confiada en que, de aquí hasta mediados de diciembre, la economía estadunidense cumplirá las dos condiciones necesarias para garantizar el primer apretón monetario desde mediados de 2006: uno, que la economía proseguirá su senda de recuperación, lo que se traducirá en mejoras adicionales de un mercado laboral que ya se encuentra cerca del pleno empleo; y dos, que pese a la baja tasa de inflación de la actualidad, están “razonablemente confiados” de que regresará al objetivo de 2% en el mediano plazo.

Crecimiento y precios

Coincidió que, después de la reunión de la Fed del miércoles, se publicaron los datos duros más relevantes para su toma de decisiones. El jueves tuvimos el PIB avanzado para el tercer trimestre, que es el mejor mapa sobre el estado general de la economía. El viernes el reporte de ingreso y gasto personal junto con los deflactores del gasto, que son los indicadores de inflación preferidos por la Fed. Y ese mismo viernes se publicó el Índice de Costo del Empleo para el tercer trimestre, que es el indicador más señero sobre la evolución de los costos del trabajo porque no sólo calibra el pago de sueldos y salarios, sino también otras prestaciones como horas extras, seguro de salud, pago por vacaciones, etc.

Pues bien, esos indicadores no contradicen la opción de una subida de tasas en diciembre. El PIB, es verdad, sufrió una brusca desaceleración en el tercer trimestre, al expandirse un 1.5% comparado con 3.9% en el segundo. Pero ese comportamiento se debió a la liquidación de inventarios, que restó 1.44 puntos porcentuales de crecimiento. Si excluimos los inventarios, el llamado PIB final creció un 2.9% comparado con 3.7% en el trimestre previo, una tasa de crecimiento que corrobora la solidez de la demanda interna. El gasto de consumo, que representa en torno a dos terceras partes del PIB, se incrementó un 3.2 por ciento.

Esa composición augura que el ciclo de expansión continuará en el corto plazo: que la economía haya liquidado existencias en el tercer trimestre en medio de una boyante demanda interna significa que las empresas estadunidenses tendrán que acelerar su ritmo de producción al final del año para volver a acumular stocks en un período de fuertes ventas por el período navideño.

Por el lado de los precios, lo importante es observar el comportamiento de la inflación subyacente, esto es, excluyendo alimentos y energía, y este indicador ha logrado detener su descenso. En septiembre, el dato mensual se incrementó un 0.1%, lo que arrojó una tasa anual de 1.3%. El indicador de precios general se contrajo un 0.1%, lo que implicó una tasa anual de 0.2%. Pero la Fed espera que una vez se disipe el efecto de la caída del petróleo y de la fortaleza del dólar, la inflación tenga un comportamiento más robusto.

Además, la Fed espera que vayan surgiendo presiones inflacionarias conforme el mercado laboral se aprieta. El Índice de Costo del Empleo aumentó un 0.6% en el tercer trimestre comparado con 0.2% en el trimestre anterior. Eso se tradujo en una tasa anual de 2.1%, la misma tasa observada en el trimetre previo.

Cifras de empleo

En ese sentido, el dato clave de esta semana será el reporte de empleo del viernes: tras dos meses de un crecimiento magro en la nómina no agrícola, el consenso prevé que se creen 190,000 puestos de trabajo en octubre comparado con 142,000 en septiembre, en tanto la tasa de desempleo prodría reducirse en otra décima a 5.0%. Las remuneraciones por hora, otro indicador sobre las presiones salariales, podrían repuntar un 0.2%  tras una lectura de 0.0% en el mes anterior.

Por tanto, todo parece indicar que los datos duros actuales y las expectativas que se derivan para el corto plazo sustentan un aumento de tasas por parte de la Fed en diciembre. De ser así, se repetiría la historia del “tapering”, o la política de reducción de los estímulos monetarios, que tras un amago en septiembre comenzó realmente en diciembre. Consumar de una vez por todas la promesa de una subida de tasas será importante: uno, por su propia credibilidad; dos, para aplacar a los miembros más duros del Comité, como del disidente Lacker; y tres, para materializar el mensaje de que es mejor empezar cuanto antes el ciclo de restricción monetaria. Ahora el trabajo consiste en restar importancia al hecho de la posible subida de tasas en diciembre y recalcar que lo relevante reside en la senda de futuras alzas, que posiblemente sea gradual, muy gradual.  

* Director de llamadinero.com

 

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