José Yuste

Activo empresarial

José Yuste

18 Nov, 2015

Concursos mercantiles, alertas

De seguro conoce los casos de escándalos financieros o posibles quiebras de empresas grandes, constructoras o financieras, como Ficrea, Oceanografía, Urbi, Homex y Casas GEO.

Todos los casos tienen algo en común: son compañías que se encuentran en concurso mercantil y, lo mejor, varias pueden salir adelante mostrando las bondades del mecanismo que sustituyó a la Ley de Quiebras.

Sin embargo, el proceso del concurso mercantil está preocupando sobremanera a los síndicos, conciliadores y a las mismas autoridades inmersas en él: se está viendo la empresa como si fuera únicamente un problema judicial y no un negocio.

MEXICANA, SE LLEVÓ TRES AÑOS

Ejemplos sobran. Está el de Mexicana, donde, después de casi tres años, ni hubo inversionistas que se comprometieran a inyectarle dinero fresco ni los deudores quisieron capitalizar sus pasivos.

Al final quebró. Y, en dicho caso, los problemas tuvieron que ver más con una judicialización, donde el juez Felipe Consuelo, quizá de buena fe, quería sacar forzosamente a Mexicana del atolladero, en lugar de haberlo hecho con conocimiento empresarial. Se dejó pasar casi tres años.

OCEANOGRAFÍA, RESPIRACIÓN ARTIFICIAL

Otro caso lo tenemos a la vista, es el de Oceanografía, la proveedora de barcos y servicios marítimos para Pemex que terminó defraudando a Banamex por 400 millones de dólares. Oceanografía, al ser descubierta como fraudulenta, se quedó sin los contratos de Pemex.

En el momento en que se quedó sin poderle vender a Pemex, sencillamente, está quebrada. Ahí el Servicio de Administración y Enajenación de Bienes de la Secretaría de Hacienda (SAE), a cargo de Héctor Orozco, actuó de manera rápida y, con conocimiento empresarial: vendió lo vendible y lo hizo bien.

El problema ha venido ahora, si Oceanografía no tiene contratos con Pemex, no tiene razón de ser. Sin embargo, la judicialización otra vez hace de las suyas: Oceanografía sigue viva y teniendo gastos de operación.

ARROYO: HACERLO UN PROCESO EMPRESARIAL

Miguel Arroyo, presidente del Colegio de Abogados Concursales, tiene una propuesta concreta: sacar al concurso mercantil del Poder Judicial y llevarlo a Economía, para que sea lo que verdaderamente debe ser: un proceso empresarial, de negocio, de administración y, claro, también laboral.

Hoy el Ifecom es un órgano auxiliar del Consejo de la Judicatura Federal. Miguel Arroyo nos arroja un dato para reflexionar: los 80 síndicos y conciliadores de los procesos mercantiles no tienen sueldo. Así como lo escucha: viven de las comisiones de los procesos.

EN CONCURSO MERCANTIL ¡380 MIL MDP!

Incluso el mismo el Instituto Federal de Concursos Mercantiles (Ifecom) es reducido.

Apenas y tiene 34 personas, las cuales deben ver pasivos que, a finales de 2014, ascendían a 380 mil millones de pesos de todos los procesos de concurso mercantil.

Y también el Ifecom, hoy a cargo de Griselda Nieblas, podría especializarse en temas de negocios, en administración de empresas, en conocimientos empresariales.

Los concursos mercantiles vinieron a sustituir a la anterior Ley de Quiebras, y una de sus ventajas era ser expeditos, rápidos, que no se tardaban más de un año.

Sin embargo, desde el caso de Mexicana, no sólo son tardados, haciendo que los activos se vayan deteriorando, engrosando las deudas, sino que, además, sufren de una judicialización que deteriora las empresas.

PEMEX DEVUELVE ÁREAS DE LA RONDA CERO

Parecería un contrasentido. No lo es. Pemex decidió devolver 95 áreas que le fueron otorgadas para producir petróleo en la Ronda Cero, la única ronda donde no participa la iniciativa privada. Pero para Pemex no son rentables. Algunas de las áreas se las dieron como resguardo. Otras de plano las piensa devolver porque no van a ser negocios. Esto lo dio a conocer Gustavo Hernández, director de producción de Pemex Exploración y Producción.

Es muy claro el nuevo mandato de Pemex, dirigida por Emilio Lozoya: crear valor, y sí hay áreas que se pueden producir, pero son onerosas y su producción es pobre, no deben ser trabajadas. Ahí Pemex tiene razón.

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