Suma de Negocios
Rodrigo Pacheco28 Nov, 2015
México tiene dismorfofobia
En 1886 el siquiatra italiano Enrique Morselli descubrió que algunas personas tienen una imagen distorsionada de su apariencia física que no corresponde con la realidad, por ejemplo, una mujer delgada observa que su reflejo en el espejo le regresa un cuerpo obeso, otra considera que tiene unos labios delgados aunque no sea así, a este trastorno se le conoce como dismorfofobia, quizás una de sus víctimas más visibles fue Michael Jackson, quien se hizo tantas cirugías hasta que quedó irreconocible.
Tal parece que ese trastorno también puede afectar a los países, si hubiera un siquiatra de naciones, probablemente diagnosticaría a México como dismorfofobo debido a que hay un gran número de personas que tiene una visión distorsionada, la cual los lleva a proyectar que México se encuentra al borde de la peor debacle de su historia, sin embargo, los datos parecen contar otra realidad.
Ayer el espejo económico de los datos reflejó que la economía mexicana se encuentra diversificada con exportaciones manufactureras por 283 mil 680 millones de dólares en los primeros diez meses del año, que contrastan con los 20 mil 649 millones de dólares que se exportaron por petróleo o con los 10 mil 704 millones de dólares que representaron las ventas al exterior del sector agropecuario.
La transformación que ha sufrido la economía mexicana desde 1994 cuando entró en vigor el Tratado del Libre Comercio con América del Norte ha permitido que hoy las exportaciones manufactureras representen 79% del total, lo que marca una gran diferencia con otras naciones de la región, las cuales siguen siendo muy dependientes de las materias primas en donde hay poco valor agregado, en Brasil, por ejemplo, las manufacturas representan únicamente 35% del total, mientras que en Argentina sólo 32% o Chile 14 por ciento.
Otro dato de los que se asomaron ayer, que demuestran que el consumo doméstico se ha convertido en un motor de la economía, son las importaciones de bienes de consumo no petroleros que crecieron 1.3% de enero a octubre a pesar de que la depreciación de 19% del peso haría pensar en una caída más que en un avance.
Otro dato que nos diferencia con respecto a América Latina es la inflación que se encuentra en niveles muy bajos, de acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) en la primera quincena de noviembre el Índice Nacional de Precios al Consumidor se ubicó en 2.27%, lo que refleja que se ha roto la correlación entre depreciación y precios producto de los bajos precios de las materias primas sumado a las reformas energética y de telecomunicaciones sin obviar que hay una brecha entre el PIB real y el PIB potencial.
Otros datos que reflejan una realidad distinta a la del debacle son los de la Asociación Nacional de Tiendas de Autoservicio y Departamentales (ANTAD) que en unidades abiertas reportaron un crecimiento de 9.8% en octubre.
A pesar de estos datos mostrados hay quien sigue advirtiendo que nos encontramos al borde del abismo económico, dichos personajes encuentran eco y capital político, el cual únicamente se explica si consideramos que tenemos dismorfofobia, tal vez el padecimiento se origine en los cuentos que nos contaron acerca de nuestra infancia en donde se posiciona que nuestro génesis es el de pueblo conquistado y sojuzgado en lugar de explicarse como un mestizaje.
Octavio Paz nos contó con su espléndida pluma en el Laberinto de la Soledad, donde nacimos de una derrota, ojalá su genial intelecto hubiera apostado por otra construcción ideológica de nuestra historia.
Tampoco ayuda que desde el atril constantemente se manifiesta euforia de los avances, lo cual nos coloca en una posición esquizofrénica entre la euforia y la depresión. No creo que nuestro trastorno se cure con farmacoterapia, espero que sea una etapa de nuestra adolescencia como sociedad.