Maricarmen Cortés

Desde el piso de remates

Maricarmen Cortés

10 Dic, 2015

México iniciará represalias contra EU con manzana

El secretario de Economía, Ildefonso Guajardo, señaló que la manzana será el primer producto en el que México aplicará represalias comerciales contra Estados Unidos, una vez que la Organización Mundial de Comercio (OMC) emita su autorización final sobre las represalias que México y Canadá aplicarán para compensar los daños sufridos a los productores de carne de res y puerco por el etiquetado de país de origen COOL, por sus siglas en inglés.

Ha sido un proceso largo y complejo que ha tardado casi cinco años porque desde 2011 México y Canadá unieron fuerzas en contra del etiquetado COOL. Aunque la OMC determinó, desde 2011, que el etiquetado COOL para carne de res y puerco era discriminatorio y violaba las prácticas de comercio internacional, Estados Unidos se ha negado a retirar el etiquetado y recurrió a todas las prácticas dilatorias posibles para impedir la resolución final de la OMC, que autoriza a México y Canadá aplicar represalias.

Finalmente el lunes pasado la OMC determinó que México podrá aplicar sanciones anuales por 227.7 millones de dólares y Canadá por  mil 56 mdd. En el caso de México, el monto autorizado es inferior a los 653 mdd que había solicitado la Secretaría de Economía.

Se espera, desde luego, que una vez que México y Canadá comiencen a aplicar sus represalias, Estados Unidos se vea ahora sí obligado a retirar el etiquetado COOL por las presiones que ejercerán los productores que se verán afectados al encarecerse sus exportaciones.

NO INICIARÁN MEDIDAS DE CARRUSEL

Un antecedente exitoso fueron las medidas de carrusel que aplicó México en contra de Estados Unidos durante el sexenio pasado y que obligaron al presidente de Estados Unidos,  el demócrata Barack Obama, a finalmente abrir el transporte y cumplir con la apertura acordada desde que entró en vigor el Tratado de Libre Comercio para América del Norte en 1994.

Con el carrusel, México cambiaba cada vez los productos que eran afectados por diversos sectores en Estados Unidos, lo que generó una gran incertidumbre.

Al respecto, Guajardo explicó que se analiza una serie de productos que podrían también modificarse, pero al frente de la lista está el comercio de manzana, porque en el mercado hay un exceso de oferta por importaciones, con un comercio anual de 280 millones de dólares y que, además, provienen de una zona políticamente sensible, como es el estado de Washington.

Otros productos en la lista incluyen carne y lácteos, pero una prioridad para el gobierno, dijo Guajardo, es no generar presiones inflacionarias ni afectar cadenas de valor.

BAJA INFLACIÓN PRESIONA AUMENTO AL MÍNIMO

A pesar de la devaluación del peso frente al dólar, que se mantiene arriba de 17 pesos por el posible incremento en las tasas de interés en Estados Unidos, la inflación al cierre de noviembre concluyó en 2.21% anualizada, que es el nivel histórico más bajo.

La baja inflación, que no deja de sorprender a propios y extraños es, desde luego, una buena noticia para la economía, pero generará presiones adicionales para los miembros de la Comisión Nacional de Salarios Mínimos, que deberán tomar en los próximos días la difícil decisión de cuánto subirán los salarios a partir del primer día de enero de 2016.

El jefe de Gobierno del Distrito Federal, Miguel Ángel Mancera, y el secretario de Desarrollo Económico insisten ante la Conasami en que eleven de golpe el mínimo en 16 pesos o 20%, para dejarlo en 86.33 pesos, porque ya es inminente la promulgación de la Reforma Constitucional que desvinculará los salarios del pago de multas, sanciones y contratos mercantiles.

El problema para la Conasami, en la que participan representantes del sector obrero, patronal y gubernamental, es que aún y cuando esta misma semana se promulgara la reforma constitucional, la nueva unidad, UMA, que sustituirá al mínimo, aún no ha sido creada.

El consenso es que el aumento al mínimo para 2016 debe ser más alto en términos reales que los ridículos incrementos de los últimos 20 años, pero el sector privado se opone al 20% de golpe por las presiones en negociaciones contractuales y el alza a la nómina que afectará, sobre todo, a las pymes.

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