La Fed ya subió la tasa… ¿y ahora qué?

El banco central de EU cumplió su promesa: elevó el objetivo sobre la tasa de los fondos federales en 25 puntos base, a un rango de entre 0.25 y 0.50 por ciento
Economía -

CIUDAD DE MÉXICO.- Ayer, a las 13:00 horas de México, gobiernos, banqueros centrales, inversionistas, operadores del mercado, académicos,  estudiantes de economía… todos tenían sus miradas depositadas en la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed). Y no era para menos. El acontecimiento tenía algo de histórico: no sólo la Fed elevó las tasas de interés por primera vez en casi una década, desde junio de 2006, sino que además terminó con una larga era de siete años con la tasa de interés de referencia en cero por ciento. Nunca el precio del dinero había estado tan barato ni nadie se podía imaginar en diciembre de 2008, cuando el entonces presidente de la Fed, Ben Bernanke, redujo la tasa de los fondos federales a un rango de entre 0 y 0.25% en medio del colapso financiero que provocó Lehman Brothers, que la Fed iba a regalar el dinero por tanto tiempo.

Pero eso se acabó ayer. Tal y como había telegrafiado la Fed a lo largo del año, la pretensión de la máxima autoridad monetaria era salir de la tasa de cero por ciento antes de que acabara el año, anunciar siquiera un aumento de 25 puntos base (pbs) en este 2015, encarecer, aunque fuera tantito el costo del dinero. Y cumplió con su promesa: elevó el objetivo sobre la tasa de los fondos federales en 25 puntos base a un rango de entre 0.25% y 0.50% (se espera que la Fed mantenga un rango para los fondos federales hasta que se alcance  1.00%). 

Ahora bien, si relevante era que la Fed, de una vez por todas, pusiera fin a ese extraordinario periodo de tasas cero que ha durado siete años, más importante aún era saber qué vendrá después. Al fin y al cabo, el mercado tenía descontado ya que la Fed incrementaría la tasa de los fondos federales en 25 puntos base: así lo anticipaban los futuros de los fondos federales, así como el comportamiento del dólar y la curva de rendimientos, donde la tasa de 2 años se había ubicado en máximos de más de 5 años.

 

Señales

En lo mismo había insistido también la presidenta de la Fed, Janet Yellen, quien había intentado restar importancia a una posible alza de tasas argumentando que lo trascendental no era tanto este aumento puntual, sino descifrar la senda de futuros incrementos.

Pero la venerable Yellen tampoco había dado muchas pistas, y había resultado bastante abstracta. Lo más que ha llegado a decir es que la futura senda de subidas de tasas será “gradual”.  Pero ¿qué quiere decir “gradual”? O en términos concretos, ¿cuántas subidas de tasas tendremos a lo largo de 2016? Eso es lo verdaderamente esencial para el mercado.

Para descifrar ese “gradualismo”, los inversionistas contaban con cuatro elementos en la reunión de ayer: uno, el comunicado de política monetaria en sí; dos, el número de miembros del Comité de Mercado Abierto (FOMC, por sus siglas en inglés) que pudieran votar en contra del aumento de tasas; tres, lo especificado en la gráfica de puntos  de las proyecciones económicas de la Fed, y cuarto, lo que dijera la presidenta Janet Yellen en la conferencia de prensa.

El comunicado de política monetaria mencionó la palabra “gradual” en dos ocasiones: en la primera dijo que el Comité espera que, con “ajustes graduales” de la política monetaria, la actividad económica se siga expandiendo a ritmos moderados y los indicadores del mercado laboral sigan mejorando. La segunda vez que menciona la palabra “gradual” tiene más enjundia, al advertir que la Fed estima que las condiciones económicas evolucionarán de tal manera que sólo justificarían “incrementos graduales” en la tasa de los fondos federales, esto es, que dadas las expectativas que maneja la propia Fed, no hay ninguna necesidad de precipitarse.

El segundo elemento para valorar el gradualismo de la Fed era el número de disidentes que pudieran surgir en la votación, pues mediría la resistencia que existe dentro de la propia Fed al incrementar las tasas de referencia. Se llegó a especular con hasta dos posibles disidentes, el presidente de la Fed de Chicago, y el gobernador Lael Brainard, los dos que se mostraban más incómodos con la posibilidad de un aumento de tasas. Sin embargo, al final la votación fue unánime. Quizás los convencieron bajo el argumento de que la futura trayectoria de aumento de tasas será más suave de lo previsto.

 

Expectativa

El elemento más concreto para valorar el gradualismo es la gráfica de puntos incorporada en las proyecciones económicas.  Y aquí, si bien se mantuvieron las mismas expectativas que en septiembre, con una tasa de 1.4% para los fondos federales al final de 2016, cada vez son menos los miembros que esperan una postura más agresiva que eso: si en septiembre eran 6, ahora son apenas 3. De confirmarse una tasa de 1.4% en diciembre de 2016, significaría cuatro aumentos de 25 pbs a lo largo del año que viene. Eso representaría un aumento acumulado de 125 pbs en trece meses (incluyendo el incremento de ayer). Pues bien, eso implica un ritmo muy inferior al observado al inicio de los tres anteriores ciclos restrictivos: en 1994 la Fed subió 300 pbs en los primeros trece meses, en 1999 lo hizo en 175 pbs, y en el 2004 fueron 225 pbs. Además, la Fed redujo la expectativa de la tasa para finales de 2017 de 2.6% a 2.4%, y para el 2018, de 3.4% a 3.3 por ciento. 

Pero fue Janet Yellen, de nuevo, la que se mostró más convincente en su comparecencia ante la prensa. Dejó claro que la Fed no seguiría ni movimientos mecánicos ni igualmente espaciados, sino que la esperada trayectoria de alzas sería más lenta e irregular que en anteriores ciclos. Y que además tendría mucho cuidado a la hora de anunciar un incremento con el fin de evitar “contagios innecesarios”.

 

Reacción

Esos comentarios parece que convencieron a los mercados de que quizás, y como mucho, la Fed aumentará en un punto porcentual las tasas de referencia el año que viene. Basta con ver lo que ha sucedido este año para intuir que cada subida de tasas será una batalla: en septiembre fue China y el derrumbe de los precios de las materias primas; pero esta misma semana los planes se pudieron venir abajo, debido al descalabro de los “bonos basura”.

Y es que el mundo tendrá muy difícil de asimilar nuevos aumentos en las tasas de interés. En verdad, sólo lo justifica el crecimiento de la economía de Estados Unidos y su ritmo de creación de empleo. Pero no así la tendencia de la inflación, que permanece deprimida y por debajo del objetivo de 2%, ni la situación de los países emergentes, muy vulnerables como resultado de la menor actividad china y el desplome de las materias primas, ni los peligros sobre la estabilidad financiera, atascada de tomas de riesgo excesivas luego de siete largos años con las tasas de interés en cero. Por todo eso, nuestra expectativa es que la Fed no logre aumentar siquiera los fondos federales en un punto porcentual el año que viene.

Entretanto, el mensaje de Yellen caló en el mercado: el S&P 500 se disparó 1.45%, y el peso mexicano se apreció 0.75% para cerrar por debajo de los 17 pesos por dólar. Nada más al conocerse el anuncio, Arabia Saudí replicó el movimiento de la Fed. Mañana será el turno del Banco de México. Pero todo parece indicar que la Fed, que ya logró salir de la tasa de 0%, tendrá bastante difícil ir mucho más lejos después de tantos años de dinero fácil.

 

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