Guillermo Zamarripa

Guillermo Zamarripa

Guillermo Zamarripa

16 Ene, 2016

China

La semana pasada escribí sobre algunos factores de riesgo que pueden generar esa volatilidad. El más relevante es China. Hoy voy a tratar de dar una explicación del fenómeno de crecimiento en China y los canales de transmisión de impacto a la economía global.

Para entender el crecimiento económico reciente de China necesitamos un contexto histórico. La situación de pobreza en el mundo en los 70 comparada con la actual, nos da información relevante. En ese entonces la mayor parte de la población mundial en condiciones de pobreza extrema estaba en Asia, principalmente en China. En la actualidad, la gran mayoría está en la región de África subsahariana. Lo anterior evidencia cómo en China se ha dado un proceso de convergencia económica para dejar de ser un país de ingreso bajo a ser un país de ingreso medio.

En la literatura económica de crecimiento está documentado que las altas tasas de crecimiento económico no se pueden mantener de manera indefinida. El crecimiento medio de los países desarrollados está alrededor del 2%. Por lo tanto, conforme se va logrando la convergencia, es natural que se reduzca la tasa de crecimiento. Un fenómeno similar le pasó a Japón hace dos décadas. En la actualidad lo que se puede esperar de China es que siga teniendo crecimiento económico, pero que éste sea menor al del pasado reciente. Esto es razonable y las expectativas se tendrán que ajustar.

En cuanto al impacto en la economía y los mercados globales, la razón es relativamente simple y tiene que ver con el tamaño de la economía china, que es la segunda a nivel mundial. Al tener un menor crecimiento económico y una menor expectativa de crecimiento, la consecuencia es una menor demanda de China. Ésta es particularmente relevante en los mercados internacionales de materias primas, como el petróleo y el mineral de hierro. Lo que estamos viendo es un fenómeno de contagio de la menor dinámica de China a menores precios de materias primas y a un menor ingreso para los países productores de éstas. En cuanto a la intervención en la economía, hay ciertas inquietudes respecto de la efectividad del gobierno. El año pasado con la caída en los mercados de valores se limitó la venta de acciones por parte de ciertos inversionistas. En estos días se ha comentado sobre la administración de los movimientos en el tipo de cambio de la moneda china. Estas acciones del gobierno no son libres de costo. En la primera hubo un impacto en credibilidad y en la segunda ha tenido un impacto en baja en reservas internacionales.    

Estos dos ejemplos apuntan a duda e inquietud sobre la capacidad del gobierno de gestionar la economía y de mantenerla sin tener un problema.

En el mercado interno de China el gran logro ha sido una mejora en los salarios. Pero hay indicios de riesgos potenciales. El principal es el auge de construcción en China, particularmente en el sector inmobiliario.

Es decir, existen dudas de si el auge inmobiliario puede llevar o no a una crisis de no pago de créditos en China, afectando a la banca. En conclusión, las perspectivas de la economía china de menor crecimiento tienen justificación en la evidencia de otros países y el impacto global viene por su tamaño, una duda es si su manejo interno va a ser el correcto para lograr convergencia a la nueva realidad y la otra duda es sobre el sector inmobiliario.

Sobre la volatilidad que genera China, esperemos que suceda como en periodos de crisis anteriores: los efectos negativos se diluyen cuando los mercados se diferencian.

*Director general del FUNDEF

guillermozamarripa@itam.mx

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