4 trucos para que liberes tu creatividad

La creatividad puede sentirse como un accidente. Repentinamente, de la nada, aparece una idea novedosa y hemos resuelto un problema persistente. Algunos atribuyen la creatividad a la brillantez, pero ahora sabemos que no basta con solo ser inteligente.

En términos simples, tenemos que estar en el estado emocional correcto para ser creativos; esto es porque el cerebro afecta nuestra creatividad y cómo nos sentimos afecta al cerebro.

Aunque no puedes arreglar toda tu compañía, puedes crear una “microcultura” a tu alrededor definida por valores como respeto y compromiso.

Pero las culturas de muchísimas organizaciones son negativas y cínicas; y muchísimos gerentes son tóxicos. Las emociones negativas que giran dentro y alrededor de nosotros descarrilan nuestra capacidad para pensar ordenadamente y crear.

Para recuperar la habilidad creativa innata, tiene que frenar este ciclo. Por eso te compartimos algunas sugerencias:

1. Rompe tus hábitos más destructivos para enfocarte, como pasar gran parte del día (o fin de semana) respondiendo correos electrónicos, o cediendo a distracciones.

2. Oblígate a tomarte tiempo para pensar y reflexionar. La conciencia plena (o meditación reflexiva) es extremadamente útil en lo que respecta a manejar el estrés y el funcionamiento cognitivo. Toma un curso de reducción de estrés basado en consciencia plena o simplemente lee sobre la práctica y prueba algunos ejercicios de respiración.

3. Deja de preocuparte por tus fallas y deficiencias. ¿Cómo se puede ser creativo sin fallar mucho?

4. Enfócate en lo que te ponga feliz en el trabajo. Los sentimientos positivos generados cuando te sientes conectado con equipo y propósito organizacional to ayudarán a mantenerte con los pies en la tierra y a ser creativo, incluso cuando las cosas se pongan difíciles.

Estos comportamientos son especialmente críticos para los líderes que quieren ayudar a sus equipos a ser más creativos.

Cuando te hayas cuidado a ti mismo, estarás en mejor posición para ayudar a los demás. Aunque no puedes arreglar toda tu compañía, puedes crear una “microcultura” a tu alrededor definida por valores como respeto y compromiso.

Puedes crear normas que guíen a la gente para que se trate bien mutuamente, para superarse y estar a la altura de los retos con dedicación, resistencia y humor. Puedes fomentar que la gente crezca y se desarrolle, para que sueñe en grande. También puedes garantizar que la gente sepa que una vida sana y completa es primero; que el trabajo solo es parte del panorama general.

No podemos idear una simple fórmula sobre cómo ayudar a nuestros equipos para que sean más creativos e innovadores. Sin embargo, podemos crear deliberadamente un ambiente maduro con esperanza, entusiasmo y espíritu de equipo.

En dichos ambientes resonantes es más probable que la gente trabaje colaboradoramente, que persista y que rebote de reveses.

Annie McKee es integrante sénior de la Universidad de Pensilvania.

kgb