Ángel Verdugo

Economía sin lágrimas

Ángel Verdugo

4 Feb, 2016

Gracias, doctor Videgaray; su franqueza debería ser imitada

En no pocas ocasiones, aquí mismo he emitido opiniones críticas acerca de posiciones, decisiones y políticas públicas promovidas por la Secretaría de Hacienda y sus funcionarios, especialmente por quien la encabeza, y por sus aguiluchos, Aportela y Messmacher.

Esas políticas fueron promovidas y defendidas en todas partes por quien encabeza dicha dependencia y por los funcionarios arriba mencionados. En algunas ocasiones han intervenido, con resultados lamentables, funcionarios menores; éstos, incapaces en esto de comunicar malas noticias, terminan por verse cual dolientes en un funeral: tristes y contritos; su lenguaje corporal los delata.

Al final, envían un mensaje totalmente opuesto al que debían, y ellos, incapaces, terminan regándola o en el mejor de los casos, derramándola. Sin embargo, si se esforzaren, dado que son jóvenes, en un descuido podrían aprender a vender mentiras y malas noticias, como si fueran la salvación de este sufrido país.

Ahora bien, en contra de mi inveterada costumbre, hoy debo hablar elogiosamente del secretario de Hacienda; la razón es simple: lo merece. Lo dicho por él este 27 de enero en un foro sobre energía, prácticamente al final de su larga intervención, podría calificarlo de histórico. No recuerdo, en tantos años que llevo siguiendo permanente y sistemáticamente la economía y política mexicana, una intervención como la del secretario de Hacienda en el foro que señalo.

(De tener interés en lo que arriba señalo, en esta liga podrá encontrar dicho discurso: http://www.gob.mx/shcp/articulos/mensaje-del-secretario-luis-videgaray-e...).

De su larga intervención, mi interés está centrado en la cuartilla doce —la última—; el resto, carece de toda importancia, pues es el viejo rosario de los autoelogios de siempre, sin el menor sentido e interés pero, la última cuartilla, es toda una bomba. De ahí mi reconocimiento al secretario de Hacienda.

Sólo transcribo dos párrafos de la última página la cual, si la leyere usted con cuidado, podría decir si mis elogios están o no justificados. Dijo el secretario, ya al final, como no queriendo la cosa:

En este contexto, el Gobierno Federal está preparado y estamos, por supuesto, discutiendo opciones con la empresa para manifestar este apoyo financiero, que la empresa necesitará. Sin embargo, la empresa debe al mismo tiempo enfrentar con responsabilidad el contexto y los desafíos que tiene frente a sí; particularmente la empresa y así lo exigen la ley y las circunstancias de mercado, debe de hacer una revisión en sus costos, debe de ajustar su programa de gasto y debe ser más eficiente.

Debe utilizar la reforma energética, debe asociarse a plenitud con el sector privado, debe de concentrarse en lo que es rentable y dejar que el mercado haga otras actividades que hoy para PEMEX ya no son de rentabilidad; es decir, debe entrar en el mismo proceso que están atravesando hoy las empresas petroleras del mundo.

¿Qué le parece? ¿Podría Pemex hacer eso? ¿Verdad que no? Por eso digo, lo que el secretario quiso decir fue: Hay que cerrar Pemex. ¡Por favor, hagámosle caso! Tiene toda la razón.

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