CIUDAD DE MÉXICO.- A pesar del crecimiento de 27 por ciento en el saldo del ahorro voluntario para el retiro durante el último año, estos recursos representan sólo 1.3% del total de activos administrados por las afores. La principal barrera para incrementar esta cifra y mejorar las pensiones son los bajos sueldos que se pagan en el país, dijo Carlos Noriega Curtis, presidente de la Asociación Mexicana de Administradoras de Fondos para el Retiro (Amafore).
Reconoció que si bien el nivel de ingresos es una limitante para aumentar las aportaciones voluntarias al Sistema de Ahorro para el Retiro, las contribuciones de los trabajadores serían mayores con una política pública integral en la materia y con el trabajo decidido y coordinado entre autoridades y administradoras.
“Existen otras barreras que requieren atención de las administradoras y las autoridades. Entre ellas destaca la insuficiente educación financiera en la población, la elevada complejidad y costos transaccionales onerosos en el sistema y la falta de incentivos fiscales y no fiscales, sobre todo aquellos orientados a los trabajadores de menores ingresos”, recalcó.
Ante este escenario, el presidente de la Amafore señaló que una de las políticas públicas más exitosas a nivel Internacional para aumentar el ahorro voluntario para el retiro es el enrolamiento y escalamiento automático. En estos esquemas se hace un descuento por default al salario de los trabajadores, que se deposita en las afore.
En estos programas el ahorro voluntario es automático, “los trabajadores no resienten una pérdida adquisitiva, y tienen en todo momento la opción de dejar de hacer las aportaciones, aunque para ello debe realizar una serie de trámites, que al final decide no hacer”.
El enrolamiento automático, precisó Noriega Curtis, ha sido una política altamente exitosa en países como Canadá y Reino Unido. En México, sería necesario además, avanzar en campañas de información para dar a conocer el papel que juegan las administradoras en la inversión del ahorro voluntario.
“Debemos promover la educación financiera en la población, pero en particular a los niños y jóvenes como parte de los programas escolares; emprender campañas de concientización con un lenguaje sencillo y adecuado a los grupos de población”.