Rodrigo Pacheco

Suma de Negocios

Rodrigo Pacheco

6 Feb, 2016

Cabify merece más

Estoy sorprendido con las declaraciones de Ricardo Weder, CEO de Cabify en México, compañía de origen español que fue la primera en llegar a México con un servicio de transporte con chofer a través de un teléfono inteligente, mi asombro deriva del pronunciamiento del ejecutivo en cuanto a que se acercará a las autoridades de varias de las ciudades en las que compite con Uber con el objetivo de que se establezca una regulación que incluya “un piso en las tarifas para evitar la generación de un monopolio”, en referencia a la disminución de precios que comenzó a aplicar desde inicios de este año Uber. El espíritu del argumento es indistinguible del que podría emitir cualquier líder de un sitio de taxis que en lugar de competir busca que el gobierno lo proteja de la competencia.

Las declaraciones son una pésima señal en varios sentidos; en primer lugar queda claro que para el CEO de Cabify en México el bolsillo del consumidor puede ser sacrificado, supuestamente, para evitar el riesgo de que se dé un monopolio, bajo esa lógica mañana un líder taxista va a pedir que se haga una regulación para que Cabify y Uber obliguen a los choferes a ser groseros, a alterar las tarifas y a traer sus unidades sucias y en mal estado para que haya un piso parejo de competencia con los taxis. Ricardo Weder sabe que los consumidores somos inteligentes, la compañía que dirige se ha beneficiado de ello, y por eso en el supuesto de que Uber bajara su calidad por aceptar indiscriminadamente nuevos choferes y, además, subiera las tarifas indiscriminadamente en el futuro puede contar con que los usuarios simplemente dejaremos de utilizar el servicio. Resulta absurdo que el director general de Cabify utilice como argumento la necesidad de proteger al consumidor como si éste fuera un actor pasivo a merced de los lobos malos del libre mercado.

En segundo lugar es una pésima señal empresarial de la compañía española, si yo fuera uno de los inversionista de Cabify me preocuparía que el CEO de la firma en uno de los mercados clave estuviera empleando su tiempo en las antesalas de las oficinas de gobierno para grillar a la competencia en lugar de revisar su estructura de costos para reducir las tarifas. Como inversionistas sería más tranquilizador ver al directivo implantando soluciones creativas para conquistar nuevos segmentos de mercado, por ejemplo: desarrollar un sistema de prepago para que aquellos que no cuentan con tarjetas de crédito o débito puedan utilizar el servicio garantizando la seguridad de los choferes.

También sería un excelente pitch para levantar más capital hablar de la gran oportunidad que surge en México para una compañía como Cabify ante la inminente caída de calidad en el servicio de Uber y el eventual incremento de tarifas. Me imagino a muchos fondos de capital de riesgo interesados en invertir ante la oportunidad de desbancar al unicornio que tiene una valuación de más de 60 mil millones de dólares de su tercer mercado más importante después de Estados Unidos y China, pero no, lo que escuchamos de una  compañía nacida al calor de la economía colaborativa es un mensaje deses-
peranzador y defensivo ante el miedo de desaparecer por no saber competir en el libre mercado con consumidores inteligentes que necesitan un servicio bueno y barato no más regulación. Cabify se merece que sus esfuerzos se encaminen al consumidor y no en escuchar en la antesala de una oficina de gobierno: “El señor licenciado secretario me pide que lo espere otras cuatro horas, porque está hablando con los taxistas y después lo recibe a usted”.

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