David Páramo

Análisis superior

David Páramo

8 Feb, 2016

Esperando respuesta

El jueves, como le informé oportunamente en esta columna, la junta de gobierno del Banco de México pidió al gobierno federal ajustes a las finanzas públicas y, en particular, a Petróleos Mexicanos (Pemex).

En la entrega del viernes preguntaba si había comenzado a darse un distanciamiento, hoy evidente, entre el banco central y la Secretaría de Hacienda sobre la manera de enfrentar la mezcla entre bajos precios del petróleo y la elevada volatilidad del tipo de cambio.

El discurso de Agustín Carstens del fin de semana pasado no dejó lugar a ninguna duda: el Banco de México está convencido de que se requieren medidas adicionales para enfrentar la situación, particularmente en la empresa improductiva del Estado, puesto que, de lo contrario, ellos tomarán medidas.

El gobernador del instituto central no dejó ninguna duda de que podrían aumentar las tasas de interés no sólo desvinculándose de las decisiones de política monetaria de la Fed, sino dejando a un lado, al menos por el momento, su preocupación por la holgura que sigue registrando la economía.

Aquí es necesario dejar claro que al Banco de México le corresponde la estabilidad de precios, no el crecimiento de la economía, por lo que no dudarían en tomar medidas que tendieran a disminuir el crecimiento del PIB, pero que evitarán un repunte en la inflación o una pérdida de los, hasta hoy, sólidos fundamentos de la economía.

También vale la pena hacer la precisión en torno a las razones que hoy tendría el Banxico para subir las tasas de interés en comparación con agosto o septiembre del año pasado, cuando algunos irresponsables pedían que lo hicieran para defender el tipo de cambio.

En aquella ocasión era evidente que no serviría para evitar la depreciación de la moneda ni la salida de capitales, puesto que se trataba de un fenómeno internacional.

En esta ocasión se trata de una señal ante una situación interna en la cual el gobierno sí puede tomar acciones.

PEMEX

Desde el punto de vista económico, es inconcebible que no se haya planteado una reforma integral a la forma de operar de Petróleos Mexicanos. Se hizo la reforma más grande en la historia de esta empresa, ahora improductiva, desde la estatización del petróleo a principios del siglo pasado sin que se hicieran cambios operativos, de filosofía y operación.

Siguen manteniéndose, por ejemplo, las viejas prácticas sindicales que, en su inmensa mayoría, van en contra de la productividad. Si el costo laboral era exorbitante con el precio del petróleo a 80 dólares por barril, ahora simple y sencillamente es insostenible.

Sin embargo, la explicación tiene una justificación de carácter político. Tiene que ver con compromisos y prebendas que se están volviendo incluso en contra de los propios trabajadores, puesto que la única conquista laboral irrenunciable es la fuente de trabajo.

Es claro que Pemex necesita una cirugía mayor en la que se tendrá que entender que el mundo que conocían ya cambió y el meteorito que destruyó a los dinosaurios se llama caída en el precio del petróleo.

Más allá de la disputa en las finanzas públicas que existe, una respuesta por parte del secretario de Hacienda, Luis
Videgaray
, se debe comprender que Pemex corre el riesgo de desaparecer no sin antes dejar una crisis verdaderamente escandalosa para las finanzas públicas.

AFERRADO

Alonso Quintana no quiere ser el pariente estúpido, ése que perdió el patrimonio que forjaron sus antepasados y se aferra a él como si fuera un blasón de familia o que ser el CEO de esa empresa sea equiparable a la herencia de un reinado o algo similar.

Sin embargo, eso lo debió haber pensado muchísimo antes, es decir, cuando comenzó a perder el control de ingresos y gastos, cuando la deuda comenzó a ser la salida fácil ante las presiones de negocios.

Quintana, sus asesores y sus publirrelacionistas deberían dejar su estrategia de víctima, pues se siente víctima de un complot, y comprender que si ICA está en esa situación no sólo es por su culpa, sino que ha llegado el momento de hacerse a un lado para rescatar algo de una empresa que hace demasiado tiempo fue ejemplar.

FOVISSSTE

No bien ha terminado de arrancar febrero cuando el Fovisste, encabezado por Luis Antonio Godina, prácticamente ya alcanzó la cuarta parte de la meta anual de créditos, al tener en este momento en trámite 27 mil 600 solicitudes de trabajadores al servicio del Estado.

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