David Páramo

Análisis superior

David Páramo

9 Feb, 2016

¿Es malo ser rico?

Está de moda, a muchos les parece políticamente correcto, denostar a los ricos como si los empresarios que arriesgan su capital para generar riqueza le causaran daño a la sociedad o fueran el enemigo al que se debe combatir, puesto que en la visión de muchos son ellos los causantes de todos los males.

En México padecemos algo que bien podría denominarse el Síndrome de Pedro Infante: Los pobres son buenos y los ricos son malos; un pobre cuando se hace rico se vuelve malo y un rico cuando se vuelve pobre se convierte en una buena persona.

Cuando un pobre comete un delito es plenamente justificado porque alguna condición lo orilló a hacerlo.

Esta malformación en el carácter de muchos mexicanos se convierte en un pasto seco para las ideas de grupos populistas que buscan denodadamente incendiar el país para implantar modelos económicos que ya fracasaron en el pasado y que siguen haciéndolo en naciones como Cuba, Venezuela, Brasil o Argentina.

Se cree que los ricos atentan en contra de los demás y organizaciones equivocadas como Oxfam dan a conocer estudios equivocados tanto metodológicamente como en sus resultados, los cuales pretenden hacer creer que un pequeño grupo de personas acumulan la riqueza o que se beneficiaron de las privatizaciones.

PRECISIONES

Si estos empresarios, a los que se ve como enemigos del pueblo, no invirtieran su capital para generar empleos de dónde saldrían los benefactores para quienes trabajan directa o indirectamente de sus empresas. No sólo deben contarse los trabajadores y sus familias sino también los proveedores y los negocios que operan indirectamente.

Hace unos días, Ricardo Salinas Pliego publicó un artículo en el cual no sólo defiende la posición de los empresarios sino que plantea, por ejemplo, el absurdo que es hablar de concentración y lo compara con que músicos o jugadores de futbol se quejaran de que alguien tiene un talento superior y por lo tanto lo acapara.

Plantea, también, que una cosa es el valor de mercado de una empresa y otra la riqueza de determinado empresario, puesto que en realidad se trata de asuntos totalmente diferentes.

Cuando se habla de los beneficiarios de las privatizaciones, generalmente se cree que estos empresarios recibieron regalos por parte del gobierno, los más obtusos siempre inventan conspiraciones en las cuales siempre hay una relación política, y que el Estado se desprendió de un bien.

Primero. La parte más importante de las privatizaciones se dio a finales del siglo pasado y en el camino los propietarios de empresas exitosas no sólo han aplicado talento sino inversiones crecientes para aumentar la competencia a favor de los consumidores.

Segundo. No se trataba de bienes del Estado sino de empresas de carácter netamente privadas, que volvieron a donde deben estar. Las compañías operadas y administradas por gobiernos en todos los casos son menos eficientes que las que están en las manos correctas, es decir, de los empresarios.

SOCIALISMO

Atrás de esta absurda guerra en contra de los empresarios hay quienes tratan de imponer un modelo económico que ya fracasó en el mundo, puesto que así le conviene a sus intereses políticos.

Antes de caer en las trampas que plantean tipos de esta calaña, piense quién le hace mejor a la sociedad: El político que busca quedarse con todo o el empresario que tiene como vocación generar riqueza para él y sus trabajadores.

LEGADO

Uno de los grandes legados que dejó José Antonio González Anaya en el IMSS, que ojalá también aplique en Pemex, es buscar la transparencia y competitividad en las licitaciones para beneficiar a los derechohabientes.

Un ejemplo fue la licitación de la diálisis peritoneal en Puebla. Tradicionalmente los laboratorios Baxter tenían el monopolio y con grandes pretextos se sacaba a los competidores; sin embargo, en esta licitación se abrió la puerta a privados y ganó Pisa Nefrología.

Sin embargo, se trata de una labor inacabada, pues uno de los grandes retos que tendrá José Narro no sólo es mantener este estándar de calidad sino también luchar en contra de las prácticas monopólicas, puesto que si bien es cierto que Pisa deberá comenzar a operar el 18 de febrero, también es un hecho que los perdedores están haciendo una guerra sucia francamente inaceptable.

REACCIÓN

Banco de México exigió ajustes en las finanzas públicas y la respuesta del gobierno ha sido en dos sentidos. El Presidente nombró a José Antonio González Anaya como director general de Pemex para buscar un cambio radical en el modelo de negocios y el secretario de Hacienda anunció un recorte, que calificó como preventivo, para el año próximo.

La primera acción parece correcta, la de Luis Videgaray tardía.

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