Hay números preocupantes en los datos de recaudación del gobierno

Es preocupante el comportamiento del Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS)
Economía -
Es importante evaluar qué sucedió en el primer mes del año respecto a lo acontecido en 2015. Foto: Thinkstock
Es importante evaluar qué sucedió en el primer mes del año respecto a lo acontecido en 2015. Foto: Thinkstock

CIUDAD DE MÉXICO.- El martes pasado se publicó el reporte de finanzas públicas de México de enero. La importancia de ese informe reside en que puede marcar un poco la tendencia de las finanzas públicas para el resto de 2016. Por eso creemos que es importante evaluar qué sucedió en el primer mes del año respecto a lo acontecido en 2015. A primera vista se observan tres elementos:

  • en primer lugar, se registró un nivel de ingresos parecido al observado en enero del año pasado, lo que puede indicar un estancamiento en la capacidad recaudatoria del gobierno;
  • en segundo lugar, se significó un sustancial recorte de gasto, sobre todo en el rubro de capital;
  • y como consecuencia de esa evolución de ingresos y gasto, se advierte una significativa reducción del déficit respecto al observado el año previo, si bien el nivel fue históricamente alto para un mes de enero. 

Los ingresos presupuestarios aumentaron, en términos nominales 1.5% en enero. Esa ligera mejora se dio, fundamentalmente, por el sorpresivo crecimiento de los ingresos petroleros en un contexto de pronunciadas caídas en el precio del crudo  y de reducción en la plataforma petrolera.

Los ingresos petroleros aumentaron 8.9% impulsado por el inesperado incremento de los ingresos propios de Pemex, que se dispararon 170%, de 12,928 millones de pesos (mdp) a 34,030 mdp, lo que más que compensó la notable caída de los ingresos petroleros del gobierno federal (-38%). Sin embargo, esa pauta de los ingresos de Pemex se debe a factores extraordinarios relacionados con las fechas de cobranza y la rápida depreciación del tipo de cambio, por lo que puede ser un alivio temporal. Los ingresos petroleros se contrajeron 9.4% en 2014 y 31.1% en 2015, y con los precios del barril deprimidos y un precio de cobertura menor, es de esperar que sigan mermando recursos a las arcas públicas.

En ese contexto en el que los ingresos petroleros, previsiblemente, se sigan debilitando, lo más preocupante es que los ingresos no petroleros, los cuales constituyen una base más estable de recaudación y representan en torno a 80% de los ingresos presupuestarios totales, se mantuvieron estancados: apenas se incrementaron 0.1% nominal a 308,101 mdp. Ese comportamiento de los ingresos no petroleros en enero es el primer punto a destacar: luego de que se incrementaran, como resultado de la Reforma Fiscal, en 12.5% en 2014 y 23.9% en 2015, una tendencia que fue esencial para cubrir el faltante derivado del derrumbe del precio del crudo, los ingresos no petroleros parecen haber alcanzado ya un techo.

Así, el principal rubro de los ingresos no petroleros, el Impuesto Sobre la Renta, el cual representa en torno a 36% de dichos ingresos, y cuya recaudación aumentó 26.8% en 2015, apenas subió 5.4% para situarse en torno a 128,000 mdp. El IVA tampoco trae mucha cuerda, al crecer un mero 2.6% en enero en contraste con una expansión de 19.8% en todo y de seis por ciento en 2015.

Pero más preocupante aún es el comportamiento del Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS). El gobierno recaudó el año pasado casi 355,000 mdp por ese tributo, un aumento de 217% respecto a 2014, sobre todo por concepto de IEPS sobre gasolina y diesel. Sin embargo, en enero se contrajo 16% en términos nominales, lo que supuso perder 6,000 mdp en ingresos por IEPS respecto al año previo, al pasar de 37,901 mdp a 31,821 millones de pesos.

 

Aumento

Es verdad que la base de comparación era muy desfavorable: en enero de 2015, Hacienda elevó tanto los precios de los combustibles como el IEPS a gasolinas y diesel, lo que significó en aquel entonces un aumento brutal en la recaudación del IEPS. Ese efecto de base de comparación desfavorable se trasladará a lo largo de todo 2016, por lo que ya no veremos las tasas explosivas de crecimiento del año pasado.

Pero además, el proceso de liberalización de los precios de los combustibles jugará en contra el IEPS. La reforma a la Ley del IEPS establece bandas de fluctuación para los precios de los combustibles, por lo que parte del descenso de los precios internacionales del crudo se reflejará en los precios domésticos, restando recaudación al IEPS.

Por otro lado, la tasa variable del impuesto federal del IEPS, que antes estaba en función de la diferencia entre los precios importados y el precio administrado en las gasolineras por el Ejecutivo Federal, será sustituido por una cuota. Pues bien, en enero se juntaron dos factores negativos: por un lado, los precios de las gasolinas y el diesel se redujeron para situarse en el piso de la banda de fluctuación; por otro lado, las cuotas se establecieron en niveles demasiado bajos (las cuotas son fijas en el año, pero se ajustan mensualmente en función de los subsidios de estímulos fiscal y una cuota complementaria que sitúa al precio de la gasolina en la banda de fluctuación). Esa cuota definitiva se revisará al alza en febrero, lo que puede mejorar la contribución del IEPS durante ese mes. Tampoco ayudó, entre los ingresos no petroleros, la caída en los ingresos propios de la Comisión Federal de Electricidad en cerca de 4,500 mdp, debido a la disminución de las tarifas eléctricas.

 

Recorte

Con la capacidad recaudatoria de los tributos dando síntomas de estar exhaustos, y con riesgos de que los ingresos petroleros se sigan comprimiendo, al gobierno no le quedó más que hacer un recorte generalizado por el lado de los egresos. Y bastante agresivo. Se concentró sobre todo en el gasto en capital, donde ahorró casi 39,000 mdp respecto a enero de 2015, donde la inversión física directa se redujo en 25,000 mdp, lo que sin duda puede afectar al dinamismo de la inversión en infraestructura y el crecimiento económico.

Menos esfuerzo se hizo por el lado del gasto corriente, donde había un mayor espacio al representar 75% del gasto programable total, un rubro identificado además con los excesos del sector público. El gasto corriente se redujo en 13,875 mdp concentrado en los gastos de operación (-13,500 mdp) y servicios personales (-3,533 mdp), conservando casi intactas el rubro de jubilaciones y pensiones, y dando un pequeño impulso a subsidios y transferencias.

También resintieron la austeridad las entidades federativas, donde las participaciones se redujeron en casi 2,000 mdp. El gasto no programable, sin embargo, se incrementó en más de 10,000 mdp debido al aumento en 20% de los costos financieros, o 5,742 mdp: el costo del servicios de la deuda se vio impactado por la subida de tasas a finales de 2015, y sufrirá un encarecimiento aún mayor tras la subida de tasas de 50 puntos base en febrero.

Ahora bien, el esfuerzo de ahorro por el lado de gasto se tradujo en un déficit público sustancialmente menor que hace un año: el déficit fiscal de enero fue de 48,170 millones de pesos (mdp), lo que contrasta con un déficit de 90,426 mdp en el mismo mes del año pasado y supone una mejora 42,256 mdp. Aun así, no es suficiente: es uno de los más elevados para un mes de enero desde al menos en el 2000. México tendrá por tanto que hacer más esfuerzos, y nos tememos que durante la segunda mitad del año tendrá que anunciar otro recorte en el gasto público.

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