Luis Enrique Mercado

Perspectivas

Luis Enrique Mercado

7 Mar, 2016

Es inevitable un impuesto al consumo

Más temprano que tarde México deberá tomar la realidad por los cuernos y realizar una Reforma Fiscal que contemple un régimen tributario más eficaz y un ejercicio del gasto público más transparente y con rendición de cuentas.

Hoy por hoy, el financiamiento del gasto público es insostenible: en números gruesos, 60% se financia con impuestos, 20% con ingresos petroleros y 20% con endeudamiento.

En el mundo ideal, todo el gasto público debe financiarse con impuestos y dejar los ingresos petroleros en un fondo de cuyos intereses se financian proyectos especiales o se le hace frente a emergencias.

Es la solución que han adoptado los países con ingresos extraordinarios por la exportación de materias primas: Noruega es un buen ejemplo con su fondo petrolero y Chile con el suyo, por el cobre. Es verdad que en el momento actual, con elecciones enfrente, ningún partido político menciona la posibilidad de realizar un aumento de impuestos. Lo políticamente correcto son recortes al gasto.

Pero será inevitable para las elecciones de 2018 que los candidatos a la Presidencia de la República toquen el tema tributario.

Ninguno querrá escuchar la pregunta de si está dispuesto a realizar reformas tributarias, porque cualquier respuesta será mala.

Pero, sin duda, deberán encontrar el lenguaje que no los ate para realizar dicha reforma y, al mismo tiempo, no les envenene la campaña con la posibilidad de que realizan aumento de impuestos.

En el futuro de México está un impuesto generalizado al consumo y un Impuesto Sobre la Renta con una tasa más baja.

Este es el panorama que domina hoy los regímenes tributarios en el mundo y aunque México ha ido a contrapelo, ayudado por las exportaciones y los precios del petróleo, esos tiempos ya se acabaron.

Es inevitable un impuesto generalizado al consumo con alguna pequeña canasta de exentos. Parte de los problemas de recaudación que tiene México se deben a que la columna vertebral del sistema es el Impuesto Sobre la Renta, lo cual supone que quien está en la informalidad, pues no existe para el fisco y por ello no paga impuestos.

Y esa es una cifra elevada: 52% de los trabajadores mexicanos está en la economía informal, lo cual supone que está fuera el fisco. 

Con un impuesto generalizado al consumo hasta los informales pagan impuestos y con un Impuesto Sobre la Renta más baja, disminuyen los alicientes a la evasión.

A estas alturas del partido, Hacienda insiste en que no habrá aumento de impuestos en lo que resta del sexenio; resistirá el impacto de los bajos precios del petróleo con recortes al gasto y con endeudamiento. Pero eso no es una cura para la falta de ingresos de la economía; cuando mucho es un apoyo que sólo se puede usar temporalmente.

A ningún gobierno le gusta hacer frente a una crisis de endeudamiento y a eso llegaremos el siguiente sexenio si no se realiza una reforma que permita aumentar los ingresos tributarios, que hoy son insuficientes.

Y el camino tampoco está en aumentar impuestos a los causantes cautivos, sino en un impuesto, como el del consumo, que llega a toda la población, no importa si está en la economía formal o la informal.

Los políticos deben darse cuenta que no hay otro camino que modificar la estructura tributaria y frenar la velocidad del endeudamiento.

Hasta el próximo lunes con nuevas… Perspectivas.

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