Guillermo Zamarripa

Guillermo Zamarripa

Guillermo Zamarripa

12 Mar, 2016

Lo que puede venir para la banca

Hay un ambiente positivo respecto del sector bancario. La industria argumenta que hay un crecimiento importante en el negocio del crédito y se mantiene la solidez. Autoridades argumentan que la banca está en un muy buen momento. La pregunta que nos debemos plantear es si realmente es el mejor momento para la industria.

Calificativos que se están usando relativos a que algo pasa por su mejor momento a mí no me gustan. Es lógico que le siga un no tan buen momento. Pensemos en un deportista. Su desempeño y relación con su afición es cíclico. En la banca no tendría por qué ser distinto. Que las visiones de ambas partes sean tan congruentes es reciente. Venimos de un entorno en el que eran opuestas. La industria defendía su postura de que venía otorgando crédito y el gobierno decía que no había crédito y que era  muy caro.

En cuanto a la solidez del sistema, la banca argumentaba que era una fortaleza el índice de capitalización tan alto. Algunas autoridades decían que el nivel era alto porque no prestaban. Este nuevo entorno con coincidencia en las visiones es un mejor equilibrio.

Pasando a temas puntuales empezaré por el nivel de capital. El nivel que se observa hoy no es el mejor de la banca. Es un nivel que está dentro del rango de los últimos ocho años, pero más bien en la parte inferior de éste.

En cuanto al crecimiento del crédito, mi comentario será tanto a nivel de flujo del crédito como de monto total.

El dato de crecimiento real del crédito al sector privado por parte de la banca, nos da un multiplicador de cinco veces el crecimiento del PIB.

Si bien este dato refleja una mejor dinámica del mercado de crédito, en mi opinión mantener un ritmo de crecimiento del crédito de cinco veces el producto no es sostenible en el mediano plazo. Si sucede, se podría estar generando una dinámica que lleve a un endeudamiento del sector privado que se pueda volver excesivo.

Lo anterior me lleva a la discusión del monto total de crédito al sector privado. Dependiendo de la definición (sobre todo si es la más amplia) y la base que se utilice, podemos decir que el financiamiento al sector privado como proporción del PIB está cerca de sus máximos. Es decir, ya el apalancamiento de nuestro sector privado está regresando a su pico anterior, por lo que aumentos posteriores tienen que ser con mayor gradualidad.

Otra preocupación adicional del multiplicador de cinco es la percepción que genera. Con estas dinámicas de crecimiento se puede llegar a generar la visión de que muchos proyectos son financiables.

Dicho lo anterior, hago la pregunta: ¿cómo se afectará la relación industria–autoridad si el múltiplo de crecimiento al PIB baja a 2.5 veces?

Cabe señalar que este proceso de un mayor endeudamiento del sector privado hay que analizarlo también a nivel de la economía. Lo que estamos observando es un proceso de mayor endeudamiento del sector privado junto con un mayor endeudamiento del sector público. Esta combinación nos pone en una trayectoria que puede ser delicada.

El crecimiento del endeudamiento público puede ser tal que llegue a un punto en el que imponga una restricción al crecimiento del crédito en el sector privado.

Comentario adicional. Sí es de llamar la atención que en la Convención se siga diciendo por parte de las autoridades que hay un manejo responsable de la economía, cuando los datos nos muestran que el aumento en el endeudamiento del gobierno los últimos tres años ha sido muy elevado.

*Director general del FUNDEF

guillermozamarripa@itam.mx

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