Para entender qué hizo ayer la Fed y por qué

Los inversionistas nunca terminaron de creerse que la Reserva Federal pudiera incrementar las tasas de interés en cuatro ocasiones durante 2016
Economía -
El actual rango de entre 0.25%-0.5% terminarían el 2016 con un rango de entre 0.75%-1.0 por ciento. Foto: AP
El actual rango de entre 0.25%-0.5% terminarían el 2016 con un rango de entre 0.75%-1.0 por ciento. Foto: AP

CIUDAD DE MÉXICO.- Lo que ayer hizo la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed) fue, en esencia, ajustarse a las expectativas del mercado. Los inversionistas nunca terminaron de creerse que la Fed pudiera incrementar las tasas de interés en cuatro ocasiones durante 2016, tal y como pronosticaron la mayor parte de los miembros del Comité de Mercado Abierto de la Fed (FOMC, por sus siglas en inglés) en la reunión de diciembre.

Quizás esa osadía fue la que propició que el inicio de año fuera el peor de la historia en Wall Street, y que los mercados de crédito se empezaran a tensionar hasta el punto de verse como un serio riesgo para la recuperación de la economía estadunidense. Sí, por supuesto, también influyeron los acontecimientos de China y el impacto negativo del desplome del precio de crudo. Pero nos tememos que la Fed tuvo mucho que ver en el pánico que vivieron los mercados internacionales al inicio de este año y muchos lo leyeron como un grave desacierto.

Por tanto, había que dar marcha atrás, subsanar ese traspié, reconducir las expectativas de aumento de tasas a una trayectoria más gradual, más ajustadas a lo que los inversionistas tenían incorporado. El propio descalabro del mercado al inicio del año les obligaba a hacerlo con el objeto de aplacar la volatilidad y  abortar los riesgos de que la inestabilidad financiera se les fuera de la mano, se propagara de manera rápida y letal,  y terminara por descarrilar la recuperación económica.

Y a esa tarea se dio la Fed, con excelentes resultados. También lo hizo de manera gradual, tratando de enmascarar el desliz. Primero se pusieron a trabajar los altos funcionarios de la Fed, que a través de sus discursos dejaron traslucir que la volatilidad financiera podría retrasar cualquier aumento de tasas, empezando por la que estaba prevista para el mes de marzo. Luego dejaron esa preocupación por escrito en la reunión de la Fed del 27 de enero. En su comunicado declararon que “el Comité está monitoreando de cerca los acontecimientos económicos y financieros globales y está evaluando sus implicaciones sobre el mercado laboral y la inflación, y sobre el balance de riesgos para las perspectivas”.

El tercer golpe de timón lo pegó la propia presidenta de la Fed, Janet Yellen, en su testimonio en el Congreso. Eso fue el 10 y 11 de febrero. El mensaje que Yellen dejó a los mercados fue que el endurecimiento de las condiciones financieras a nivel global apoyaba menos la recuperación económica, que la debilidad de China y otras economías del resto del mundo pueden socavar el crecimiento estadunidense, y que las expectativas inflacionarias se habían seguido deprimiendo. Con ese escenario, el sesgo al alza de las tasas lo movió a uno más neutral. En el mercado por fin caló la idea de que las turbulencias financieras congelaban de momento los planes de la Fed. Casualmente, ese día, el 11 de febrero, cuando Yellen terminó su testimonio en el Congreso, el S&P’s 500 logró tocar fondo y se evitó que el Nasdaq entrara en territorio “bear” o bajista. Yellen acudía de nuevo al socorro de Wall Street.

Pero en la reunión de ayer, aprovechando la actualización de los pronósticos para la economía estadunidense, la Fed asestó el golpe definitivo a la hora de reequilibrar la trayectoria de las tasas de interés a las del mercado. Y lo dejó meridianamente claro: en vez de subir el rango objetivo de las tasas de interés en cuatro veces a lo largo de este año para terminar el 2016 en un promedio de 1.4%, lo haremos sólo en dos ocasiones para concluir en 0.9%, o lo que es lo mismo, en vez de incrementar la tasa de referencia por un monto acumulado de un punto porcentual en el 2016, sólo lo haremos por la mitad, por 50 puntos base. Eso implica que del actual rango de entre 0.25%-0.5% terminarían el 2016 con un rango de entre 0.75%-1.0 por ciento.

 

Revisión

La Fed justificó ese movimiento revisando a la baja tanto las expectativas de crecimiento económico como de inflación. Para el PIB, la Fed ahora estima una expansión de 2.2% en el 2016 comparado con 2.4% en diciembre. Respecto a la inflación general, la Fed prevé que los precios, medido por el deflactor del gasto de consumo personal, crezcan a una tasa anual promedio de 1.2% en el cuarto trimestre del año, comparado con un pronóstico de 1.6% en diciembre.

Dicho eso, la venerable Janet Yellen, tan cuidadosa con cada palabra, se encargó de hacer énfasis en que realmente las turbulencias financieras no han cambiado “materialmente” las perspectivas sobre la economía estadunidense, una economía que ha permanecido “resistente”, pese a los acontecimientos económicos y financieros globales.

Como siempre, la habilidosa Yellen supo como complacer a los mercados sin cejar en su empeño en seguir subiendo tasas para reconducirlas a niveles más normales, una tasa de largo plazo que la Fed establece en torno a 3.3 por ciento. Les dio todo: que aumentará las tasas de manera más gradual; que la economía seguirá creciendo sostenida por el empleo y el consumo, y que la inflación, pese al repunte reciente, se debe a rubros volátiles, por lo que no espera que sea una tendencia sostenida y quedarse, como se suele decir, “detrás de la curva”, esto es, rezagada a la hora de controlar la inflación, lo que le forzaría a incrementar las tasas de manera más precipitada.

Los mercados, claro está, lo agradecieron, y se acercaron un poco más a sus récords del año pasado. Tanto el comunicado como la conferencia de Yellen dieron altura a los mercados, que cerraron con ganancias: el Dow Jones avanzó 0.43% y el S&P’s 500 0.56%, consolidándose por encima de los 17,000 y los 2,000 pts, respectivamente. Las materias primas también festejaron que la Fed vaya a ser más cuidadosa retirando la liquidez: el WTI se disparó 6% a 38.54 dólares y el Brent casi 4% a 40.27 dólares, ambos ayudados también por la reunión petrolera que se prepara para abril. El oro voló 2.7% a los 1,265 dólares la onza.  También Yellen le devolvió la jugada a Draghi: el dólar se depreció más de 1.0% contra el euro y acabó en su nivel más débil de un mes, en 1.1224 dólares por euro.

 

Normalidad

Ahora bien, el proceso de normalización sigue su curso. Este año, si las cosas van como están planeadas, la Fed sólo subirá 50 pbs para llevarlas a 0.9 por ciento. Pero, el año que viene los planes siguen siendo los mismos: incrementar las tasas de interés en un punto porcentual para situarlas en 1.9% al final de 2017 y para el 2018 en 1.1 puntos porcentuales para dejarlas en 3.0%. Para entonces, estima que la inflación se ubique en 2.0% y que el crecimiento económico sea de 2.0 por ciento.

Veremos si la economía y los mercados permiten que se cumpla ese escenario ideal. No hay que perder de vista que, tras la volatilidad del verano pasado, la Fed abortó la expectativa de una subida de tasas en septiembre, la cual demoró hasta diciembre, una vez que los mercados se habían recuperado. Y que ahora, en marzo, tuvo que volver a echar marcha atrás por las turbulencias de inicio de año. Se ve que ese proceso de normalización va a estar repleto de sobresaltos.

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