Guillermo Zamarripa

Guillermo Zamarripa

Guillermo Zamarripa

2 Abr, 2016

Petróleo y balanza comercial

En mi colaboración anterior presentaba números de la delicada situación financiera y operativa de Pemex. Se puede tener la impresión de que ese problema se extiende al sector externo debido a que el sector petrolero es un gran generador de divisas. Los datos revelan que nuestro comercio con el exterior ya no esta petrolizado.

Un primer indicador es la participación de las exportaciones petroleras en el total de las exportaciones de México. En el año 2014 las exportaciones petroleras eran 10.7% de las exportaciones totales y en el año de 2015 pasaron a ser 6.1%. Para el primer bimestre de 2016 la participación llego a 4.1%.

Los datos anteriores nos muestran de una manera muy clara que el comercio exterior de México ya no depende del petróleo. El porcentaje aun en 2014 era bajo. La reducción en los últimos meses se puede atribuir a la baja en el precio del petróleo y a la caída en la plataforma de producción de Pemex.

Por lo que respecta al diferencial entre exportaciones e importaciones petroleras los datos muestran que en el neto este sector no le genera divisas al país. En 2014 el saldo de la balanza petrolera fue positivo en poco más de mil millones de dólares. Para 2015 el saldo fue negativo de poco menos de 10 mil millones de dólares. En el primer bimestre de 2016 se tiene un déficit de 1,776 millones de dólares, lo que implica que de mantenerse la tendencia tendremos un déficit similar al del año anterior.

Es importante entender la estructura de las exportaciones. Para ello utilizaré los datos del primer bimestre de 2016. Una estadística es que las exportaciones agropecuarias fueron casi 20% superiores a las exportaciones petroleras.

Es decir, a México le significa una mayor fuente de divisas el aguacate, el jitomate y otros cultivos que el petróleo.

Se argumenta que la gran diferencia entre México y Brasil es que nosotros somos un país productor y exportador de manufacturas y no de materias primas como lo es Brasil.

El dato de las exportaciones manufactureras de México respalda la visión anterior. Este tipo de exportaciones fue 90% de las totales. Del total de exportaciones de manufacturas, un poco más de un tercio fueron las automotrices y el resto otro tipo de manufacturas.

Lo anterior nos lleva a concluir que los datos del sector externo confirman nuestra vocación como país manufacturero y nos revela a que somos más vulnerables: a un sector que es el automotriz. Hoy este rubro, en caso de un problema nos puede afectar el balance de nuestras cuentas con el exterior.

Estos datos nos presentan evidencia de cómo se logró reducir la exposición de nuestro sector externo al petróleo, que ya no depende de la venta de esta materia prima. Es más la balanza sectorial muestra que hoy es una carga en cuanto a uso de divisas.

Por otra parte la actividad económica también se ha despetrolizado. La economía creció en 2015 a pesar de una caída importante en la actividad de minería petrolera. Éstas son dos lecciones de nuestra capacidad de transformarnos.

Lo único que no se ha despetrolizado es el propio Pemex y las finanzas públicas. El gobierno y el gasto público no sólo no limitaron su exposición al petróleo, se volvieron adictos al dinero que generaba Pemex. Hoy éste es uno de los retos pendientes que nos está costando en percepción de riesgo.

*Director General del FUNDEF

guillermozamarripa@itam.mx

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