Luis Enrique Mercado

Perspectivas

Luis Enrique Mercado

11 Abr, 2016

Los estados siguen gastando a manos llenas

La petición de cinco mil millones de pesos que hizo el Gobierno de la Ciudad de México a la federación, dizque para programas de mejora ambiental, ilustra bien la conducta de los estados: hay que estirar la mano a la Federación parta tener dinero.

Es decir, para las entidades de la Federación no existen las presiones de ingresos sobre las finanzas públicas; no hay, en ninguno de los 32 estados, algún esfuerzo para contener o reducir el gasto debido a la caída en el precio del petróleo; no se han parado obras, no hay planes de recorte de personal o de planes anticipados de retiro para reducir la nómina.

El pensamiento que predomina es que el problema es de la Secretaría de Hacienda y debe ser el gobierno central quien lo solucione.

La verdad es que México está cerca de situaciones como la de Argentina o la de España, donde las regiones gastan como manirrotos y parece no haber forma de controlarlas por parte de los gobiernos centrales.

En México, el gobierno federal ha realizado tres recortes de gasto y anticipa uno más para el próximo año, con objeto de enfrentar la caída en los ingresos; ha reducido el gasto corriente en la burocracia federal y ha cancelado el inicio de obras de infraestructura. Y hasta ahí.

La verdad es que, desde el gobierno de Vicente Fox, los estados viven en jauja. Las transferencias de la Federación les han aumentado poco más de 100% en los últimos 15 años y en ese mismo periodo sus deudas han crecido 100% también.

Es decir, han tenido dinero a manos llenas. ¿Para qué lo han utilizado?

Esencialmente, para la creación de grandes aparatos burocráticos estatales; para la invención de secretarías y dependencias, para la creación de programas sociales sin control ni padrones definidos y, desde luego, para la generación de hornadas de nuevos ricos.

Nadie conoce a un exgobernador pobre y en las entidades todo el mundo quiere ser presidente municipal porque también ahí hay dinero, aunque la contabilidad municipal diga que el municipio está quebrado.

Pero, además, el panorama en los estados no ha cambiado sustancialmente. No se conoce un sólo estado donde la infraestructura urbana, educativa, hospitalaria se haya transformado con los fondos que se han recibido por aportaciones federales y por deuda. La más grande obra de infraestructura que pueden presumir los gobiernos estatales y municipales es la cantidad de topes que han aparecido en todas las ciudades, pueblos y comunidades.

Es decir, el país tiene un grave problema por la caía en los ingresos debido a la baja en la producción y en el precio del petróleo y, cuando menos en los estados, dicha emergencia no existe; no hay programas de ahorro ni de contención de gasto ni de reducción de burocracia.

El problema se lo endosan al gobierno federal, y si hay recortes en las transferencias, pues habrá quejas y si se necesitan, hasta marchas con tal de no dejar de gastar.

Y ése no es el camino adecuado. Es verdad, lo hemos dicho muchas veces en este espacio, se requiere un esfuerzo en materia de ingresos, pero también es indispensable un esfuerzo enorme en materia de gasto, que hasta ahora no se ve.

Hasta el próximo lunes con nuevas… Perspectivas.

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